El cese de Ricardo La Volpe como técnico del Toluca, al cabo de la penúltima fecha del Torneo de Apertura, llegó justo a tiempo como para no dejar dudas de que, para los dirigentes, el entrenador fue, si no el culpable, sí el principal responsable del fracaso de un equipo diseñado para ser protagonista, y no, como consta en actas, ni siquiera actor secundario sino vil “extra” de la película del campeonato.Como la lista de sus detractores, por lo que alcanza a percibirse, es más extensa que la de sus admiradores, la noticia de su cese ha dado pie lo mismo a chanzas hirientes que a responsos anticipados por la que algunos de sus malquerientes interpretan como su despedida del futbol…Ricardo es un veterano, ciertamente, quizá no tanto por su edad (67 años) cuanto por una trayectoria que abarca 36 años de carrera -comenzó en 1983- e incluye a los Atlante, Querétaro, Monterrey, Guadalajara, América, Atlas y Toluca: el primero, en tres etapas; los cuatro últimas, en dos cada uno. En su curriculum vitae están asimismo las selecciones nacionales de México -en el proceso que culminó en el Mundial de 2006- y Costa Rica, más los equipos Boca Juniors y Vélez Sarsfield de su natal argentina.Hasta el Mundial de 2006, su carrera fue al alza; desde entonces, vino a la baja. No consiguió títulos, pero sí reconocimientos por su capacidad analítica y el buen futbol de sus equipos. En el Atlas se le asocia con una excelente camada de jugadores, que dieron al equipo la mayor aproximación de su historia a un campeonato, desde el conseguido en 1951: la final en el Verano de 1999. Llegó a considerársele como emblema de una “escuela” -el “lavolpismo”- de la que supuestamente hubo varios discípulos sobresalientes.Como Enrique Meza, quien sí ha sido campeón -con Toluca (dos veces), Cruz Azul y Pachuca-, otro de sus colegas defenestrados en el torneo que está por concluir, es poco probable, parte por su edad, parte porque sus números ya no lo respaldan, que la carrera de Ricardo le dé otra oportunidad… O, por su carácter, que le abra -como a Mario Carrillo, Eduardo de la Torre, Tomás Boy, Hugo Sánchez y otros colegas suyos- la posibilidad de seguir en el medio, en la (cada vez más socorrida por los “ex”) faceta de comentarista.