Un deporte que se desarrolla paralelamente con el futbol, y que cuenta con millones de aficionados prácticos (y más en estos tiempos en que las redes sociales han dado voz hasta a los mudos...) es el de hacer leña del árbol caído.Ahora mismo, cuando se han jugado apenas tres jornadas del Torneo de Clausura (y los protagonistas de la Final del de Apertura, resuelto hace un mes, sólo han tenido dos apariciones), ya circulan por ahí algunas consideraciones que corresponden a situaciones que en justicia deberían de calificarse de pasajeras, pero a las que se da, por el énfasis con que se pronuncian, el rango de verdades definitivas. * Que el Monterrey, campeón defensor, lleve apenas un empate (ante el Morelia, en casa) y una derrota (ante los “Pumas”, el domingo), ha sido motivo más que suficiente para poner a su técnico, a sus jugadores y a sus dirigentes como es fama que Dios puso al perico…Que los “Tigres” naveguen, sin pena ni gloria, en las aguas mansas de la media tabla, ha dado pie a comentarios en el sentido de que el suyo es un plantel envejecido…Que el Pachuca aparezca en el último lugar de la clasificación general, ha motivado críticas por la decisión de sus dirigentes, de cesar a Martín Palermo y dejar el timón en manos de un Paulo Pezzolano recién desempacado en el futbol mexicano…Que Santos Laguna perdiera por goleada ante un Cruz Azul al que se ha cargado la mano por el mal fario que lo ha acompañado en los últimos años, ha sido asimismo fuente de inspiración para cuchufletas al por mayor… * Por supuesto, ni Atlas ni Guadalajara están exentos de evaluaciones tan tremendistas como precipitadas… Del primero se señala que ya es sotanero de la tabla de porcentajes, que ciertamente no tendrá consecuencias al término de la presente campaña, pero sí en el mediano plazo.Al segundo se le reprocha que sus números no estén en concordancia con las cuentas alegres que hicieron sus más recalcitrantes seguidores conforme se difundían los nombres de las figuras que se incorporaron como refuerzos para la presente temporada.Ni una golondrina hace verano, ni de dos o tres partidos pueden sacarse conclusiones definitivas. De ahí que los observadores sensatos prefieran esperar a que “al paso del carro se acomoden las calabazas”… (como ha sucedido siempre, por lo demás).
