Hoy habrá campeón… de Copa.Monterrey y Cruz Azul, los protagonistas de la final de ese certamen, son dos equipos de abolengo en el futbol mexicano. Lo son a pesar de que las recientes frustraciones de los reyneros y las sistemáticas de los “Cementeros” han abonado más en contra que a favor de su prestigio.*A la “Pandilla” le llevará mucho tiempo lavar la afrenta que le significó perder la final del Clausura 2016 ante el Pachuca, y, sobre todo, la del Apertura 2017 -en su nuevo estadio, cacareado como “el mejor de México”-… ante los “Tigres”.El Cruz Azul, en tanto, se ha convertido en el equipo más vapuleado por la crítica, por su incapacidad para recuperar el protagonismo que alguna vez lo caracterizó. Las cinco finales de Liga perdidas (ante Pachuca, Santos Laguna, Toluca, Monterrey y América) desde la última vez que se coronaron (ante León, en el Invierno-99) han sido una pesadilla para sus dirigentes, un estigma para sus simpatizantes y un reto para los actuales integrantes de la plantilla.*En el entendido de que es injusto tildar de “fracaso” cada descalabro en una final, vale insistir en que los equipos que esta noche se disputarán la Copa MX tienen prosapia por su historial, y méritos por la campaña que han realizado.Las semifinales que ganaron la semana pasada -Monterrey al Pachuca, Cruz Azul al León, ambos en la instancia suprema de las series de penalties- dejaron un grato recuerdo en el paladar de los aficionados. Hubo golazos, hubo espectáculo y hubo suspenso en esos encuentros.Los dos equipos, además, están haciendo merecimientos para disputar el título de Liga; normalmente participarán en el verdadero campeonato -los capitalinos son terceros, los reyneros sextos en la tabla-, y tienen plantel para justificar sus aspiraciones.*A despecho del consenso generalizado de que es un torneo de segunda categoría, metido con calzador en el calendario para llenar fechas, al que por mucho tiempo se tuvo archivado porque nunca se encontró la fórmula que lo hiciera atractivo, y al que se exhumó después de mantenerlo varios años en calidad de cadáver insepulto, el de Copa, como quiera que sea, es un torneo oficial, con todo lo que ello implica. Ganarlo será un alimento espiritual para quien lo consiga… aunque lo desdeñen muchos que ya lo quisieran para un día de fiesta.