La expulsión de Cristiano Ronaldo, ayer -no obstante la cual el Juventus, su actual equipo, venció al Valencia, como visitante, por 2-0, en partido de la prestigiosa Champions League-, remite, a querer o no, en parte al VAR al que algunos ilusos ven como la panacea que acabe con las hasta ahora inevitables pifias arbitrales en los partidos de futbol…, y en parte al tema del “Juego Limpio”.* Las crónicas del partido -la de “El País”, concretamente- refieren que Cristiano, tratando de ganar la posición para buscar el balón que uno de sus compañeros conducía por la izquierda, “soltó una ligera patada” a Murillo, quien cayó al suelo; el portugués recriminó al defensa colombiano y aparentemente intentó jalarle el pelo; el juez asistente de portería llamó la atención del árbitro Félix Brych, quien por seguir el desarrollo de la jugada no vio el lance, e insistentemente le dio su versión del mismo, hasta que consiguió que Brych sacara la tarjeta roja. Cristiano apeló: “¡Pero si no he hecho nada!...”. Fue en vano. Salió de la cancha llorando.* Si el VAR (el video-arbitraje que se aplicó en el reciente Mundial de Rusia y ya opera en varias Ligas del mundo) se hubiera empleado en ese partido, seguramente el silbante habría revisado la acción para formarse su propio criterio, independientemente del señalamiento de su auxiliar, y tomar una decisión…No fue el caso, sin embargo. En vista de lo cual, otro recurso podría haber sido conminar al jugador adversario, en nombre del “Juego Limpio” que supuestamente es una consigna, un imperativo ético para todos los deportistas profesionales, a anteponer la veracidad al beneficio que pudiera conseguir a consecuencia de una errónea decisión arbitral: ¿consideras haber sido objeto de una falta, o estimas que el contacto de Cristiano contigo pudo haber sido un lance fortuito, accidental, involuntario…?* Se dirá que lo futbolistas intentan siempre, por una deformación profesional, sacar ventaja de todo… Y sí. Pero también ha habido, en la historia del futbol, casos de jugadores que, al verse beneficiados por un penalti injustamente señalado, verbigracia, lo cobran suavemente, a las manos del portero… o, por aquello de la tendencia de casi todos los guardametas a adivinar y a lanzarse antes del cobro, a un lado de la portería. En efecto: hermosos, edificantes ejemplos de Juego Limpio en toda la extensión de la palabra.