Muchas veces llegó a plantearse si, para recuperar el protagonismo de sus mejores años —los del “Campeonísimo”, obviamente—, el Guadalajara debería arrumbar en el arcón de los recuerdos su filosofía nacionalista, y recurrir a la contratación de futbolistas extranjeros.— Con un Marín (argentino) en el marco, un Reinoso (chileno) en el medio campo y un Cabinho (brasileño) en el ataque —se decía—, no habría quien parara a las “Chivas”…Los defensores a ultranza de la línea mexicanista, por su parte, se aferraban a la convicción de que sería un oprobio renegar de sus banderas… aunque fuera para ganar títulos. Sostenían que cuando tuviera a los mejores jugadores mexicanos —surgidos, idealmente, de su propia cantera—, el Guadalajara, como el Ave Fénix, resurgiría, glorioso, de sus cenizas. * Hay quienes sostienen esa fecha ya llegó; que en todas las líneas del plantel actual del Guadalajara hay jugadores que perfectamente podrían estar —y que presumiblemente estarán— en la Selección Nacional; que las “Chivas”, así, ya no tienen ninguna desventaja teórica con los América, Monterrey, “Tigres”, León, Santos Laguna y demás equipos que en los últimos años han reinado en las competencias domésticas… Que, en pocas palabras —y para decirlo con la expresión que comúnmente se utiliza en los medios para estos casos—, “el Guadalajara está para (ser) campeón”. * Los argumentos de los observadores que coinciden con los más recalcitrantes devotos de la causa rojiblanca, están a la vista: los nombres de los elementos que se incorporaron al plantel para la próxima campaña: Antuña, Madueña, Calderón, Peña, Angulo, Vázquez, Macías y Guzmán (ocho en total: casi un equipo completo)… aunque, por respeto al compromiso demostrado en la campaña precedente por los jugadores que, remando contra la corriente —se auguraba que pelearían el descenso…—, al final lo hicieron más que decorosamente, el técnico —Luis Fernando Tena— ya haya anunciado su intención de darles la oportunidad de afirmarse en sus puestos. * Lo de menos es la inversión (de 48 millones de dólares; a la cotización actual, más de 922 millones de pesos), porque ya se sabe que las cifras que se manejan actualmente en la industria del futbol son estratosféricas: incomprensibles para el común de los mortales... Lo que está por verse, en la cancha, desde el torneo que ya está a la vuelta de la esquina, es —diría el paisano— “si como roncan, duermen”.