Ausentes Peralta, Vela y “Chicharito” Hernández -uno porque ya cerró el año pasado su ciclo como mundialista, otro porque ha externado su desmotivación y el otro por los respetables motivos familiares que son del dominio público-, cualquiera diría, por lo sucedido la noche del sábado en Pasadena, que mientras Jiménez y Antuna estén disponibles, nadie va a extrañar a los ausentes.Los tres goles del primero y los dos del segundo en el partido del debut de la Selección mexicana en la Copa Oro, los convierten, ipso facto, en candidatos al título de campeón de goleo del certamen, principalmente porque en la tercera aparición en el certamen, el “Tri” tendrá un rival a modo para encarnizarse…Antes de echar a vuelo las campanas, se impone matizar: anotar tres goles en un partido puede ser noticia -hay atacantes que necesitan todo un campeonato para redondear esa cifra-, o no serlo… Todo depende del adversario.Hay consenso en que Cuba y Martinica, con todo respeto, eran, a priori, rivales a los que México estaba obligado a vencer con marcadores contundentes. Obligado, en efecto, porque los antecedentes históricos así lo determinan… y porque lo exige asimismo la posibilidad de que en el caso -improbable, aunque no imposible- de un empate entre México y Canadá, mañana miércoles, la diferencia de goles pudiera ser factor determinante para las perspectivas de ambos en la siguiente ronda.Así, los dos favoritos del grupo -México y Canadá- tendrían un calendario más propicio a partir de la siguiente ronda, en la medida en que se ensañen con los “pichones” que el calendario les acomodó en la fase inicial.Hay que decirlo francamente: sin ánimo de demeritar lo que Jiménez y Antuna hicieron la otra noche, ambos quedaron a deber. Metieron goles que, a la vista del dominio ejercido y las llegadas generadas por el “Tri”, tenían que meter… pero quedó la sensación de que ambos se quedaron cortos; de que tuvieron oportunidades claras y suficientes para haber incrementado su cosecha.Aunque Gerardo Martino se dijo satisfecho por la seriedad con que sus jugadores enfrentaron y resolvieron el compromiso, es probable que el mismo “Tata” les haya comentado que, comparadas con las de la eliminatoria y el siguiente Mundial -en el deseable caso de que se clasifique-, las batallas de la Copa Oro son guerritas con pistolas de agua.