Nadie, que se sepa, salió la noche del viernes a la calle, a rasgarse las vestiduras o a cubrirse la cabeza de ceniza, para lamentar el insípido empate sin goles ante el Pachuca, con que el Atlas llenó el expediente de jugar el último partido de la campaña en el Estadio Jalisco. Nadie salió, la noche del sábado, a sonar cláxones y a ondear banderas en torno a “La Minerva”, para subrayar de manera estentórea y festiva la victoria que el Guadalajara consiguió como visitante del León. Se explica: no había motivos; ni para lo uno, ni para lo otro…*Al fin del cuento, el triunfo de las “Chivas” fue casi tan irrelevante e intrascendente como el empate de los rojinegros. Condenados a la calidad de extras de la película en que unos y otros prometían o soñaban con ser protagonistas; marginados del verdadero campeonato -la “Liguilla”- porque sus equipos no estuvieron a la altura de los propósitos de sus dirigentes y de los anhelos de sus simpatizantes, los dos equipos tapatíos pueden olvidarse del Torneo de Apertura que en breve entrará en su fase decisiva, y empezar a preocuparse por lo que harán de cara a la próxima campaña.*De hecho, por lo menos en lo que atañe al Guadalajara, desde hace varias semanas han empezado a barajarse nombres: los que probablemente saldrán, por las pruebas que dieron de que les quedó grande la camiseta y de que -hablando en plata- cuestan mucho más de lo que valen, o porque posiblemente a algunos puede venirles bien salir a que les dé el aire de la calle, a jugar en equipos en que se les apapache menos y se les exija más, para crecer como futbolistas y como hombres; por otra parte, los que se intentará incorporar al plantel (Mier y Romo, del Querétaro; Domínguez, del Cruz Azul, y Alexis Vega, del Toluca), con el buen deseo de que, en efecto, funjan como refuerzos y no sólo inflen la nómina del equipo.*El Atlas tiene la relativa ventaja de que puede buscar alivio para sus males en el mercado sudamericano… pero también la desventaja de que la gran mayoría de las intentonas que ha hecho en los últimos años para traer a los jugadores que cambien, para bien, el rostro del equipo, se han resuelto, a la hora de los mameyes, en sendos fiascos.