En efecto: se cumplieron al pie de la letra las previsiones mayoritarias. Monterrey y “Tigres” fueron los dos mejores equipos de la Liga en el curso de la fase clasificatoria. Ambos revalidaron esa calidad en la Liguilla, aunque los universitarios se limitaran a pasar “de panzazo” en Cuartos de Final ante el Toluca. Uno y otro, por lo demás, se habían impuesto la tarea de protagonizar una Final Reynera, para confirmar a Monterrey como la plaza futbolera por antonomasia en México.Es absolutamente lógico, con esos antecedentes, que en la cartelera para la instancia definitiva del certamen se inscribieran, con todos los honores, los equipos que más dinero han invertido, que mejores jugadores han contratado, que mejor se han preparado y que mejores resultados han conseguido en sus campañas más recientes, y se disputen el título en una doble batalla que promete ser un acontecimiento, por la rivalidad de las escuadras (aquí aplica a la medida la frase de Jardiel Poncela: “El futbol es el bacilo de la Guerra Civil”), y un espectáculo, por el nivel futbolístico de los dos elencos.*En las batallas previas, “Tigres” y Rayados dieron sendos golpes de autoridad. Ambos habían ganado sus partidos de ida, en calidad de visitantes, por 1-0. Esa ventaja, más la de ser locales, obligaba a los rivales a ganar y a hacerlo por dos goles, para burlar los pronósticos…América y Morelia pusieron en la liza orden, pundonor y vergüenza deportiva. Plantearon sus partidos como correspondía. Intentaron tomar la iniciativa. Generaron aproximaciones…No fue suficiente. El América, el sábado, se desinfló de manera estrepitosa en el segundo tiempo. La expulsión de dos de sus jugadores fue señal inequívoca de su impotencia. El 3-0 adverso en el marcador parcial le salió barato, a la vista de las situaciones propicias que los “Tigres” malograron.*En el otro partido, ayer, los roles principales se distribuyeron en los 20 minutos iniciales. Hugo González, al poner el pase con que Funes Mori inició la goleada y al atajar el penalti con que Ruidíaz pudo haber devuelto la vida a los Monarcas, fue (ex aequo con Funes Mori, por su triplete), el héroe de la batalla; Sosa, de ordinario sobresaliente, al dudar en la salida en el primer gol y al regalar el tercero a la “Pandilla”, sería, muy a su pesar, “el malo” de la película.