Ni siquiera el argumento de que “Tigres” y Monterrey disputaban anoche el título de la Concacaf, tradicionalmente menospreciado por la crítica y los aficionados en México, alivia a los aficionados tapatíos (apresurémonos a aclarar: a los sobrevivientes de los tiempos en que era fama que en Guadalajara se jugaba el mejor futbol de México) de un sentimiento que, si no es exactamente envidia, sí se le parece bastante.De los tiempos en que se veía con desdén al título de la Concacaf a los actuales, ha habido un cambio significativo…Aunque la zona norte, centroamericana y del Caribe siga siendo ubicada en los arrabales del mundillo del futbol, el campeonato de la misma ha adquirido cierto rango, porque quien lo logra asegura su participación en el (mal llamado) Mundial de Clubes. Y aunque en el torneo participan sólo los campeones de las confederaciones, y la mecánica del certamen facilita el concurso de los representantes de Sudamérica (Conmebol) y Europa (UEFA) y se lo dificulta a asiáticos, africanos y -valga el neologismo- “concacafkianos”, no deja de tener su encanto soñar con hacer algo notable ante lo más granado del futbol mundial.(Recuérdese cuántas páginas no se escribieron el año pasado, llenas de suspiros, a raíz de que el Guadalajara ganó el certamen zonal… aunque a la hora de los mameyes tuviera -como consignaron las crónicas- la peor participación de la Concacaf en la anhelada fase decisiva).En lo que “Tigres” y Monterrey calentaban el ambiente para su partido de anoche, animados ambos porque sus planteles actuales les permiten aspirar a hacerlo mejor que todos los equipos mexicanos que se han limitado a desempeñar el triste rol de carne de los leones en el Mundial de Clubes, Atlas y Guadalajara han dado la nota, en las últimas semanas, por las versiones de que ambos podrían ser vendidos: el primero porque ya hay, según dicen, tres grupos de posibles “tiradores”; el segundo porque un grupo de empresarios puso en marcha un proyecto financiero que supuestamente les permitiría, en tres años, hacer una propuesta de compra de las “Chivas” a sus actuales propietarios, para poner al popular equipo en manos de un consejo que evoca al régimen que estuvo vigente en los tiempos de la A. C., transformada en S. A. cuando los antiguos accionistas vendieron sus títulos a los actuales dueños del juguete.Al tiempo…
