Una buena y una mala…La buena, que el Atlas sacó boleto para la Liguilla. La mala, que le dieron, por el mismo precio, el boleto premiado —salvo prueba en contrario— para la rifa del tigre.*Ha habido casos, desde que se implantó el actual sistema de competencia en el futbol mexicano, en que el octavo clasificado —el más enclenque, el más dejado de la mano de Dios, el más ninguneado en las consideraciones de los especialistas, el inevitable “colado” a la llamada Fiesta Grande…—, haciendo cera y pabilo con todos los pronósticos, se queda, al final de la película, con la mano de Doña Leonor.Mientras el Monterrey, el sábado, daba una exhibición futbolística acorde al cartel de “el mejor equipo de México” que ha labrado (“golpe a golpe, verso a verso”, diría Antonio Machado) en el curso de la fase clasificatoria del Torneo de Apertura, el Atlas, el viernes, conseguía, de vil “panzazo”, la calificación que le permitiría ver realizado, de rebote, casi de limosna —merced a la derrota del Necaxa, como local, ante el Morelia— el sueño de llegar a la Liguilla.*El caso es que así como el mejor equipo de la etapa regular del campeonato aún no es el campeón, el Guadalajara cerró la decepcionante campaña en que no estuvo a la altura de su rol de “campeón defensor”, con una victoria que fue más castigo para el León por la forma escandalosa en que se dedicó a desperdiciar las oportunidades que tuvo —en el primer tiempo, sobre todo— para asegurar el triunfo con cifras holgadas y para darle a Mauro Boselli el título de goleo individual, que recompensa por sus propios méritos futbolísticos.Fue apenas la cuarta victoria de las Chivas en el certamen —las anteriores fueron ante Pachuca y Veracruz, también a domicilio, y Tijuana, la única en su propia cancha—, y los morbosos tuvieron el cuidado de registrar los nombres que aparecieron en la alineación (Jiménez, Sánchez, Salcido, Marín, Hernández, Brizuela, Vázquez, Pineda, Pizarro, López y Macías), más los suplentes (Fierro y Godínez) y algunas ausencias tan notorias como significativas (Cota, Pereira, Alanís, Cisneros, Zaldívar…), en el entendido de que para la próxima campaña habrá bastantes novedades —altas y bajas—… porque este negocio da y quita, en función de lo que se hace o se deja de hacer en la cancha.