La película que pondrán en cartelera los dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol, está más vista que las de “Cantinflas” en la tele. Al elegido para suceder a Juan Carlos Osorio como técnico nacional, se le atribuirán, de entrada, todos los atributos posibles. Todos los candidatos están respaldados por sendos currículum vitae respetables. Todos son “santos” a los que pueden colgarse, en testimonio de los portentos realizados por su mano, milagros por racimos…“Ya después se sabrá —como dicen en el rumbo— quiénes son Los Señores de Los Guajes”.*Como se verá el elegido, se vieron todos sus predecesores… Todos. Sin excepción…Muchos de ellos llegaron al cargo por aclamación. Como en esta materia no existen los parámetros objetivos, que permitan calificar a los aspirantes y, mucho menos, que garanticen que sus resultados al frente del Tri estarán en consonancia con los conseguidos con sus equipos, el principal argumento a favor de su designación es el consenso de los entendidos.Antonio López Herranz llegó al cargo avalado por sus títulos con el León; Nacho Trelles, por sus títulos con el Zacatepec; Javier de la Torre, por sus títulos con el Guadalajara, y así sucesivamente: Raúl Cárdenas, José Antonio Roca, Bora Milutinovic, Manuel Lapuente, César Luis Menotti, Miguel Mejía Barón, Enrique Meza, Javier Aguirre, Ricardo La Volpe, Hugo Sánchez (sin mencionar a las decenas de “interinos” que, alternados, han desfilado por ahí)… hasta llegar a Chepo de la Torre y Miguel Herrera.Todos, en su momento, eran elogiados por la vox populi como “los mejores”. Casi todos ganaron batallas. Muchos fueron reconocidos con las correspondientes medallas… Casi todos, cumplida la encomienda, fueron despedidos del cargo con cajas destempladas. El sentimiento que dejaron, al final de la película —como acaba de suceder con Juan Carlos Osorio (instalado en los cuernos de la luna, con todos los honores, a raíz de la victoria sobre Alemania en el debut mundialista, puesto como palo de gallinero tras las derrotas ante Suecia y Brasil)—, fue de frustración; de desencanto…*Que nadie se sorprenda, pues, si la designación del técnico nacional, llámese como se llame, desata manifestaciones de optimismo incontenible. En él estarán puestas, de entrada, las complacencias de la generalidad de los entendidos.Como ya quedó dicho, esta película ya la vimos… Y ya sabemos —como un hacedor de milagros no sea el elegido— en qué terminará…