Los monumentos, en todo el país y en Guadalajara muy particularmente, siempre han sido motivo de discusión, por los dudosos merecimientos de los personajes a los que se pretende inmortalizar... y pretexto para chascarrillos. Así por ejemplo, del Monumento a la Madre, instalado originalmente en la Calzada Independencia, se decía que era “mucha piedra... y poca madre”; al águila estilizada de la Plaza de la Bandera llegó a conocérsele como “el zopilote mojado”; de “los hombres (y después, también, mujeres) ilustres” que circundan la Rotonda, en pleno Centro de la ciudad, había consenso en que “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Etc.-II-El caso es que, de unos años a la fecha, diversos movimientos sociales han instalado “antimonumentos” en diversos espacios públicos, supuestamente para recordar a las víctimas de hechos violentos y “exigir justicia” a las autoridades. Éstas, notoriamente incompetentes para responder a esa exigencia, se limitan a tolerar la presencia de dichos elementos (de los que ya hay siete en la Ciudad de México: por los 43 normalistas de Ayotzinapa, por los niños fallecidos en una guardería, por los 72 migrantes muertos en San Fernando, Tamaulipas, etc.)... o a que al monumento de los Niños Héroes, en Guadalajara, se le rebautice como “de los y las desaparecido(a)s”, por las miles de desapariciones de personas denunciadas, pero no resueltas.Por una parte, debe ser verdad, como consigna la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que “en Jalisco hay -o había hasta el pasado viernes 4 de febrero- 15,640 personas desaparecidas y no localizadas”, y que el promedio de desapariciones es de 17 diarias. Por otra, que Jalisco es el estado en que se han encontrado (o descubierto... que aunque parezca lo mismo no es igual) más cadáveres en fosas clandestinas. Los casos más notorios, el hallazgo de 171 cadáveres en la Colonia El Mirador, de Tlajomulco, en noviembre de 2019, y el de 115 cadáveres en el Fraccionamiento Los Sabinos, de El Salto, en octubre de 2020.-III-Es probable que algunos de esos cadáveres correspondan a sendas desapariciones denunciadas. En todo caso, ni todas las víctimas de los correspondientes crímenes se han identificado, ni dichos crímenes han sido esclarecidos y sus autores sancionados, ni en los casos en que los desaparecidos han reaparecido sanos y salvos, ha habido investigaciones orientadas a conocer las circunstancias de sus “desapariciones”, ni mucho menos servido para impedir -o reducir, al menos- la incidencia de esos hechos.jagelias@gmail.com