Ya llegará el momento de colocar medallas en las solapas y estrellitas en la frente a quienes lo merezcan. Por lo pronto, a la lista de las decepciones de la fase clasificatoria del Torneo de Apertura aún en curso, habrá que agregar por lo menos otras dos: Santos Laguna y “Tigres”.En la lista original -por si se ha olvidado- ya estaban Cruz Azul, Toluca y (en menor medida, porque el material humano de que dispuso estuvo por debajo de su prosapia) Guadalajara, etiquetados históricamente como “grandes”.*De hecho, los cuatro duelos de cuartos de final se resolvieron bajo el signo de la sorpresa, incapaces como fueron los cuatro mejor clasificados en la etapa regular -Santos Laguna, León, Querétaro y “Tigres”-, de imponer su calidad de favoritos a Monterrey, Morelia, Necaxa y América (dos de los cuales entraron “de panzazo” a la “Liguilla”).La decepción de los “Guerreros” obedece a que haber sido el mejor equipo en la primera ronda se quedará en el intrascendente terreno de la anécdota. Como con bastante frecuencia sucede con el peculiar sistema de competencia vigente en México, el campeón será otro. Además, la derrota en el primer partido ante el Monterrey (5-2) necesariamente tiene que ser calificada de escandalosa.El fiasco de los “Tigres” tiene que ver con su incapacidad para refrendar, como locales, la ventaja adquirida sobre el América, a media semana, en calidad de visitantes.*León y Querétaro, por su parte, vendieron caros sus relativos fracasos… si cabe el calificativo. El primero, porque en los dos partidos mandó en el marcador ante el Morelia, y porque en el de vuelta hubo situaciones en que el VAR, como se apuntó en su momento, aplicó a la historia un viraje de 180 grados. Y el segundo, porque también el VAR lo dejó a un paso de hacer la hombrada de aplicar “la ley de la tortilla” al 3-0 adverso del partido de ida.*En el aspecto individual, sin demeritar la aplicación del América, en lo individual y lo colectivo, para levantarse de la lona, Carlos Salcedo, de los “Tigres”, por las facilidades que dio a Martín y el penalti sobre Martínez que propició sendos goles en contra, después de que Aquino y Gignac pusieran a su equipo a un paso de la gloria, se colgó, por su propia mano, el sambenito de “villano” de la historia.
