Cuando dispuso cinco cambios -casi la mitad del equipo- para su debut como técnico interino del Guadalajara, Alberto Coyote se acogió, aun sin decirlo, a la sabiduría de la frase con que Nacho Trelles respondía a las preguntas de los reporteros sobre los cambios que ordenaba sobre la marcha de los partidos:-Estos cambios, como todos los que se hacen en la vida (de trabajo, de domicilio, de estado civil…), se hace con la intención de mejorar.Porque fue segundo de a bordo de José Saturnino Cardozo -cesado hace una semana-, Coyote conoce a la perfección el plantel y está al tanto del día a día del Guadalajara. Si las fórmulas utilizadas por su antecesor ya habían demostrado su ineficacia, lo pertinente era probar otras. Si Gudiño, Van Rankin, Ponce, Villalpando, Sandoval, Godínez y Cisneros, entre otros, habían sido protagonistas de los errores puntuales que costaron goles en el marco propio, los malograron en el de enfrente y frustraron, en consecuencia, los resultados, no era cuestión de castigarlos sino, simplemente, de probar otras opciones.La ocasión, por lo demás, parecía propicia: se jugaba en casa, ante un rival modesto, goleado (4-0, como local) hace una semana por el Puebla; se alimentaba la perspectiva de rescatar los puntos necesarios para alcanzar el premio de consolación -reintegro de la Lotería- al que aspiran todos los equipos mexicanos: entrar a la “Liguilla”...El experimento, a la postre, le dio la razón a Cardozo: los jugadores que, con él, estaban en la banca, no son mejores que los que ordinariamente estaban en la cancha. Aunque, paradójicamente, el chivo expiatorio de la derrota, esta vez, fuera uno de sus titulares inamovibles: Alexis Vega.“La Joya” del Toluca del Torneo de Apertura sigue sin justificar el cartel de “refuerzo” con que llegó al Guadalajara… y dando la razón a quienes sustentan la hipótesis de que “la camiseta pesa”. Su expulsión -decidida por un VAR que fue omiso para denunciar un penalti a favor de Lobos BUAP cuando el marcador estaba aún empatado a cero- convirtió la empresa que parecía factible, en misión punto menos que imposible.Es deseable que los “expertos” que, pisoteando la sintaxis, juraban -palabras textuales- que “Chivas está para campeón” tras hilvanar victorias sobre Tijuana, Cruz Azul y Toluca en el arranque del torneo, hayan aprendido que “Del plato a la boca... a veces se cae la sopa”.
