Que la historia consigne dos victorias y un empate en las confrontaciones que las Selecciones mexicanas han tenido con las de Bélgica, no necesariamente debe interpretarse como indicio de que el futbol mexicano es superior al belga… ni, mucho menos, como garantía de que en el partido amistoso que ambas escuadras disputarán el viernes en Bruselas se hará efectiva la tradición vigente hasta ahora.*Las referidas victorias mexicanas datan de los dos Mundiales mexicanos: 1-0 en el de 1970 y 2-1 en el de 1986. El empate (2-2) se registró en el de Francia-98. Se trata, pues, en todos los casos, de historia antigua.Si Bélgica está clasificada actualmente en el quinto peldaño del ranking de la FIFA, pese a no haber sido finalista en ninguna Copa del Mundo y pese a que la Liga de su país no tiene, ni de lejos, el prestigio de la italiana, la inglesa, la española o la alemana, la explicación está en la calidad de sus individualidades y en la jerarquía que su Selección ha alcanzado en Europa.Nombres: Courtois, portero del Chelsea y antes del Atlético de Madrid; Vermaelen, zaguero suplente del Barcelona; Vertonghen, baluarte del Tottenham; De Bruyne, figura del Manchester City; Hazard, creativo del Chelsea; Lukaku, ariete del Manchester United, y Mertens, atacante del Nápoles... entre otros.*Aunque, cual corresponde a todos los de las Fechas FIFA, se trata de un encuentro amistoso, en el que la premura con que se convoca a los jugadores dificulta que éstos muestren “su mejor versión” —como ahora se acostumbra decir— en esos encuentros, es obvio que los dirigentes de la Selección mexicana (incluido, por supuesto, el entrenador Juan Carlos Osorio) sabían perfectamente que la empresa, tanto el viernes ante Bélgica como el lunes ante Polonia, implica un alto grado de dificultad.De hecho, por lo que se infiere de las declaraciones del propio Osorio, precisamente de eso se trataba…*Si se clasificó para el próximo Mundial con excelentes números —aunque el funcionamiento del “Tri” casi nunca fuera tan convincente como exigían sus críticos—, lo peor, de cara al mismo, sería tirarse a la hamaca; lo inteligente, buscar sinodales de jerarquía… aunque ello implique correr riesgos.Y no es que se busquen precisamente las derrotas —sólo los necios o los masoquistas lo harían—, sino el aprendizaje que sólo se consigue enfrentando a los mejores.