Por lo demás, los seguidores del Atlas han aprendido a tomar los infortunios -como el del martes, cuando los “Tigres” les arrebataron, en tiempo de compensación, la victoria que ya creían tener en la mano- con filosofía; con sentido del humor; como parte de la vida.Con Eugenio Ruiz Orozco, presidente del club cuando se decidió vender el equipo de futbol al Grupo Salinas (diciembre de 2013), este diálogo era frecuente:-¿Cómo está, licenciado?-Bien: le voy al Atlas…Como en El Retrato de Dorian Grey, mientras el retrato -el Atlas- recoge el paso implacable de los años, los sufrimientos, las enfermedades y los pecados, el personaje real se mantiene rozagante…Se planteaba ayer, aquí mismo, que el fenómeno está más vinculado de lo que parece con la lógica, y menos vinculado de lo que se dice con la brujería. Históricamente, los dirigentes del Atlas han carecido de la capacidad o de los recursos económicos para mantener y aun acrecentar los niveles de calidad deseables en su plantel, o para conseguir que los jugadores mantengan el orden y pongan el esfuerzo continuado que repercuten en victorias, primero, y en títulos después.Elemental. Así de simple.En todo caso, los rojinegros no están solos en su desgracia. Sin ser hermanos carnales, los casos de Veracruz y Cruz Azul, vigentes en la actualidad, tienen cierto parentesco con ellos...El Veracruz, que acaba de alcanzar la vergonzosa distinción de ser el equipo mexicano que más partidos consecutivos suma sin victoria (33… y contando), acumula tres descensos en su historial -los mismos que el Atlas-, que serían cuatro de no haberse amparado en el subterfugio reglamentario de pagar 120 millones de pesos para mantener la categoría… en las lamentables condiciones que constan en actas.El Cruz Azul se ha convertido, más que en moderna versión del “Ya Merito” -en referencia a las aproximaciones del Guadalajara en los años previos a la era del “Campeonísimo”-, en símbolo de la mediocridad en el futbol mexicano, hasta el punto de haber dado pie al neologismo “cruzazulear”, referente, según quienes postulan su incorporación al diccionario de la Real Academia, a “la acción de perder un partido (o, por extensión, un título) luego de tener la victoria prácticamente asegurada”.O sea, por si a alguien le sirve de consuelo, que el Atlas no está tan solo como parece en sus desgracias…
