Cuando los “Leones Negros” de la Universidad de Guadalajara adquirieron la carta de Nacho Calderón -a la sazón el mejor portero mexicano-, hace cuatro décadas, mediante el desembolso de un millón de pesos, en el medio futbolístico nacional, escandalizado, brotó, como tapón de sidra, la pregunta obligada:-¿A dónde vamos a dar…?Años atrás, los mentideros se habían estremecido por la negativa de Salvador Reyes y Héctor Hernández a renovar sus contratos con el Guadalajara “Campeonísimo”, si no se homologaban sus salarios con los de los mejores jugadores brasileños (“Zague”, Vavá, Moacyr…) enrolados en aquel tiempo en equipos mexicanos: diez mil dólares de la época, equivalentes a 12 mil 500 pesos.Antes aún, se decía que el Guadalajara había echado la casa por la ventana al contratar a Héctor Hernández, por cuya carta pagó al Oro 50 mil pesos (lo que en ese tiempo costaba una casa o un carro del año)… y 50 balones de futbol.*Aun en el entendido de que los precios de las cartas de los jugadores mexicanos, comparadas con las de Messi, Ronaldo, Mbapé, Hazard y compañía, parecen irrisorias, en la actualidad nadie se escandaliza ante las cifras que supuestamente pagaron los actuales dirigentes del Guadalajara por las cartas de la baraja de jugadores adquiridos como refuerzos para la próxima campaña: alrededor de 47 millones de dólares; o sea, más de 900 millones de pesos, a la cotización (19.26) de ayer.Eso cuesta el juguete. Eso cuesta armar un plantel, con jugadores mexicanos exclusivamente, con la deliberada intención de competir por el título con los América, Monterrey, “Tigres”, Santos Laguna, Cruz Azul y compañía, que lo mismo pueden traer futbolistas de Argentina, Brasil, Chile o Colombia -los mercados más socorridos actualmente por los equipos mexicanos- que de Francia (Gignac) u Holanda (Janssen).*Eso cuesta tratar de convertir en protagonista a un equipo que en los cinco torneos más recientes se limitó a ser “extra” de la película”; que no pasó de “perico perro”; que no estuvo a la altura de las buenas intenciones de sus dirigentes y de las exigencias de sus simpatizantes, a partir de la grandeza de su historia.Antes hablaban de “Super-Chivas”; ahora, de “Chivas Galácticas” (por el antecedente del Real Madrid de principios de siglo, con Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham).Los ingredientes ahí están. Falta lo que haga la mano del cocinero.