De los cuatro o cinco jugadores que solicitaron formalmente no ser llamados para la Copa Oro a disputarse a partir de mediados del mes próximo, es probable que tres o cuatro regresen al “Tri” en otras circunstancias: cuando hayan resuelto los asuntos personales o familiares (el “Chicharito” Hernández), salido de las lesiones (“Tecatito” Corona e Hirving Lozano) o superado la fatiga que actualmente los aqueja (Héctor Herrera).El restante (Carlos Vela… o, como él, modestamente, ha conseguido que se le identifique en el dorsal del uniforme, tanto en sus equipos [Arsenal, Salamanca, Osasuna, West Bromwich Albion, Real Sociedad y actualmente Los Angeles F. C] como en la Selección Nacional: Carlos V.) sería el único que pudiera darse, ya desde ahora, como “caso perdido”.*Pudiera ser que, cumplida la participación del “Tri” en la Copa Oro, a la que suele catalogarse como plato de segunda mesa porque sólo participan en ella países de la tercermundista Concacaf, Vela accediera a vestir de nuevo la camiseta de la Selección en la Copa América, donde la concurrencia es más selecta… aunque aún haría falta que Gerardo Martino o los dirigentes del equipo nacional se lo pidieran.Aun en el remoto caso de que así fuera, los argumentos que dio Carlos para pedir que no se le llamara esta vez -la intrascendencia de su concurso en ciclos anteriores, y la edad (30 años cumplidos) que le aconseja dar por cerrado su ciclo como seleccionado- difícilmente se modificarían mediante el diálogo con la gente de pantalón largo. Su caso, por tanto, invitaría a reflexionar en lo que pudo haber sido… y no fue.*Campeón con México y goleador en el Mundial Sub-17 de 2005 -hace 14 años ya- en Perú, Vela fue, a la par con Giovanni dos Santos, una de las estrellas de aquel elenco. Ambos, junto con Jonathan (hermano de Gio), se enrolaron en clubes europeos, sin pasar, ya como profesionales, por ningún equipo mexicano. Los tres hicieron carrera en las canchas, ciertamente…, pero, salvo chispazos aislados -Gio participó en la conquista de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres-2012-, su contribución a la Selección Nacional en competencias internacionales de primer nivel fue más bien modesta.La conclusión sería que casi todo lo que se auguró a la “generación dorada” de la que formó parte, se quedó en el terreno de las buenas intenciones.