Muchas cosas que están mal en el futbol mexicano y se han hecho públicas a raíz del “Caso Veracruz” en boga, no son privativas del futbol mexicano, después de todo. Suceden en otras partes. Los escándalos que en meses pasados pusieron en el banquillo de los acusados a Ronaldo, Messi, Neymar -tres de los mejores jugadores del mundo- y a otras celebridades del deporte, bien por defraudación fiscal, bien por los enmarañados vericuetos de sus contratos, demuestran que en ese medio imperan muchas situaciones “sui generis” (muy peculiares; estrafalarias; anómalas, para que mejor se entienda).Que los dirigentes no cumplan al pie de la letra con la obligación -prevista en la Ley Federal del Trabajo- de pagar puntualmente los salarios a los jugadores, ha sido, históricamente, asunto bastante común. (Por aquí cerca, un personaje que fue gerente de cierto equipo lo presumía como “el club más puntual del mundo: paga los días 30, 60 y 90... de cada mes”. No lejos de ahí, hace poco, se dio el caso de que los “premios” que los jugadores habían ganado, tuvieron que liquidarse… con dinero prestado por el entrenador. O sea que por todas partes se cuecen habas).Por una parte, los salarios que devengan los futbolistas, y, por la otra, la regla de que, al final de la película, los dirigentes terminan por ponerse a mano, hacen que esos asuntos se vean con relativa normalidad; sin llegar a los extremos a que ahora se ha llegado.Hasta ayer estaba latente la posibilidad, primero, de que los jugadores del Veracruz no comparezcan al partido programado para esta noche, en su cancha, ante los “Tigres”; y segundo, de que la Federación aplique las sanciones previstas en el Reglamento y que nunca hasta ahora se han aplicado en México: el descenso de categoría y la desafiliación del equipo.Lo notable del caso estriba en que el asunto se dejó crecer demasiado: el Veracruz eludió el descenso -derivado de su posición en la tabla de cocientes- en la temporada anterior mediante una artimaña urdida por la misma Federación: el pago de 120 millones de pesos… aunque sus dirigentes quedaron en la situación de insolvencia (“falta de liquidez”, dicen ellos) que los tiene a las puertas del abismo.Menos mal que se trata de una excepción -ciertamente deplorable-… pero no de la regla vigente en el futbol mexicano.
