Quién sabe si en los pocos meses que lleva residiendo en México, Gerardo Martino ya haya incorporado a su repertorio un adagio muy usual en estas latitudes:-Aquí ni sobra el que llega... ni falta el que se va.El dicharacho vendría como anillo al dedo a las informaciones relacionadas con la solicitud, o como quiera calificarse, de cuatro o cinco futbolistas mexicanos que juegan en el extranjero -Javier “Chicharito” Hernández, Carlos Vela, Jesús “Tecatito” Corona, Héctor Herrera y quizás Hirving Lozano-, de que se les exima de participar en la Copa Oro a celebrarse desde mediados del mes próximo.Para empezar, los argumentos de todos ellos son respetables: asuntos familiares o personales, lesiones, cansancio… o simplemente -el caso de Vela- la decisión de dar por cerrado, por cuestiones de edad, su ciclo como seleccionado nacional.Por otra parte, aunque se trata de jugadores que, sobresalientes en el medio, consiguieron plaza en ligas de más rango -en lo deportivo y/o en lo económico- que la mexicana, está claro que en ésta hay el material humano suficiente para armar una selección que permita llegar a la Copa Oro... sin comprometer el rango de favorito que, por su historia, se le asigna al “Tri”.Sin menospreciar a los rivales; sin dejar de reconocer que implica graves riesgos y que es un grave compromiso llegar a una competencia como “el enemigo a vencer”, habrá consenso, casi seguramente, en que México debe pasar sobre Cuba, Canadá y Martinica en la primera ronda, y aguardar con respeto, pero sin temor, a los rivales -todos del gallinero de la Concacaf, en que el “Tri” ha sido históricamente el gallo, valga la analogía- que le salgan al paso en las siguientes… y que no ganar el torneo podría considerarse, a priori, un fracaso en toda la extensión del vocablo.En tanto, la polémica desatada por la necesidad de cambiar de sede el partido de ida de las semifinales del Torneo de Clausura entre América y León, se resolvió de la mejor manera: la decisión -“dolorosa pero necesaria”, podrá decirse- de jugar el partido en Querétaro, fue, por donde se mire, la más sensata, considerando que una contingencia ambiental como la que sufren los habitantes de la Ciudad de México -y por la que las autoridades recomiendan abstenerse de realizar actividades al aire libre-, difícilmente se resuelve en horas.