Dados como son a dramatizar (“a hacer un tango”, se diría), algunos cronistas argentinos aprovecharon las versiones -que luego se confirmarían- de que Diego Maradona retomaría su carrera como entrenador, ahora con Gimnasia y Esgrima La Plata, para acotar que, a falta de figuras de primer nivel, sin materia prima para aspirar fundadamente a reverdecer los laureles que se marchitan en sus vitrinas, el futbol de aquel país tiene que darle protagonismo a lo que queda de su figura más legendaria para calentar un ambiente que fluctúa entre la tibieza y la frialdad.Como quiera, “Argentina -valga la perogrullada-… es Argentina”. Aunque pueda decirse que no hay punto de comparación entre las dos principales figuras del elenco que mañana se enfrentará a México en San Antonio, Texas -Lautaro Martínez, del Inter, y Paulo Dybala, del Juventus- y los representantes más notables de las “camadas” precedentes -Messi, Agüero, Riquelme, Di María, incluso Higuaín, quien no alcanzó el rango de ídolo de sus paisanos no obstante ser un goleador notable y asiduo en Europa-, el talento para el futbol sigue siendo un componente esencial en el ADN de los argentinos.Decían las notas previas al partido que “la celeste” disputó el jueves pasado ante Chile, en Los Ángeles, que el actual técnico nacional, Lionel Scaloni, busca “nuevos nombres en el rico semillero juvenil argentino, pero también darles más rodaje a algunos jugadores que disputaron la Copa América”.La mira, obviamente, está puesta en el Mundial de Qatar 2022, y en la necesidad de propiciar que Balerdi, Figal, Domínguez, Mac Allister, Gaich y Alario, entre otros, asuman el compromiso y manifiesten la solvencia que no alcanzó la mayoría de sus predecesores, como lo demuestran los desempeños, menos exitosos de lo que esperan aficionados y críticos frustrados con balance como el tercer lugar en la reciente Copa América… o con cualquier cosa que no sean los títulos de las competencias en que participan sus favoritos.Mientras las reseñas de la victoria de México sobre Estados Unidos, el viernes, señalaban que ese encuentro se había desarrollado en los términos “normales” para un partido amistoso, las del empate (0-0) entre Argentina y Chile ponían el acento en las rudezas que menudearon en ese cotejo, lo que habla de la seriedad con que jugadores y técnicos, espoleados desde las graderías y los medios de comunicación, están tomando la empresa.