Por frases rotundas no queda. El asesinato del ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, la madrugada del viernes en Puerto Vallarta, desató raudales de declaraciones trepidantes: a cuál más sonora… y a cuál más hueca. Desde las “exigencias” de quienes se arrebatan los primeros turnos para externar su indignación “por tan proditorios hechos”, hasta los “compromisos” de las autoridades: “No descansaremos hasta dar con los responsables…”.Al fin del cuento, palabras…, palabras…, palabras que se lleva el viento.-II-En México -lo proclaman las estadísticas, lo admiten paladinamente los funcionarios gubernamentales- solo se castiga uno de cada cien delitos que se cometen. Pero, particularmente en el caso de los crímenes más escandalosos por la notoriedad de las víctimas, la historia demuestra que las investigaciones orientadas (dizque) a esclarecerlos, difícilmente van más allá de la identificación de sus autores materiales.De los asesinatos más sonados del siglo XX, se conocieron los nombres de quienes los perpetraron; no así los de quienes los decidieron, ni de sus móviles…* De Lee Harvey Oswald hubo suficientes indicios de que él hizo los disparos que segaron la vida del presidente estadounidense John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas…, aunque él mismo fue abatido dos días después por otro hampón, y las pesquisas de la Comisión Warren, creada para llegar al fondo del asunto, dejaron en el aire más dudas que certezas.* Tras el atentado contra el papa Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro, en Roma, el 13 de mayo de 1981, se detuvo ahí mismo a Mehmet Alí Agca, su autor…, pero éste habló poco durante el proceso, y lo poco que dijo ni fue probado ni fue creído, ni se develó el misterio sobre los “Lobos Grises” o la “conexión turca” de que se habló hasta el hartazgo en ese tiempo.* A raíz del asesinato del que fuera candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, en Tijuana, se detuvo de inmediato a Mario Aburto Martínez; ahí comenzó un laberinto jurídico que duró hasta el año 2000, y cuya conclusión, contenida en 68 mil fojas en 174 tomos, al cabo de mil 993 declaraciones, fue la sentencia a 45 años de prisión contra Aburto como único autor del crimen.-III-El colofón -previsible para el Caso Sandoval- cabe en las cuatro últimas palabras de Hamlet: “Lo demás es silencio…”.
