El sainete (que ojalá no devenga tragedia) continúa...Dice el Presidente que “no se va a dejar”. Y hace bien. Es lo justo. Es lo conducente en un Estado de Derecho: si se le calumnia, que lo denuncie y las autoridades hagan lo pertinente para que resplandezca la verdad, y se sancione conforme a la ley a quien lo hubiere calumniado.Revirar la posible calumnia (por definición, “acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño”) implícita en un eventual conflicto de interés e incluso corrupción porque su hijo arrendó un lujoso inmueble propiedad de un empresario texano que se ha beneficiado con contratos de Pemex, calificando de “mercenario” o “golpeador” a quien difundió la nota, y difundir, a su vez, aprovechando quizá su información privilegiada, datos personales acerca de sus ingresos, violando leyes y poniendo en peligro su seguridad personal y la de sus familiares, es, salvo prueba en contrario, un abuso.Lo más grave, empero, es que esa réplica en nada contribuye al esclarecimiento de la verdad.-II-Es legítima la aspiración del Presidente a pasar a la historia como el protagonista de una “transformación” tan trascendental, tan benéfica para los mexicanos como fueron la Independencia, la Reforma o la Revolución. Es plausible su afán porque no se le agregue, en su momento, a la lista de los gobernantes -presidentes o emperadores, para el caso da igual- incluidos, por diversas razones, entre los réprobos: Iturbide, Santa Anna, Don Porfirio, Victoriano Huerta, Echeverría, López Portillo, Salinas y alguno más. Es encomiable incluso que se resista a ser archivado en el limbo, como algunos predecesores suyos que ejercieron sin pena ni gloria (...o con más pena que gloria): los Ruiz Cortines, De la Madrid, Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto...A reserva del desenlace que tenga el sainete, ningún gobernante en este país se enfrascó antes en un zafarrancho verbal, pleito de verduleras o duelo de dimes y diretes de tan baja estofa como el que ha ocupado, desde la semana pasada, amplios espacios en medios y redes sociales... y - ¡lo más grave del caso!- ha relegado a un plano muy secundario los afanes que quienes gobiernan deberían orientar a situaciones de mucha mayor trascendencia social. Verbigracia, los hechos de violencia agudizados a últimas fechas en Colima, Zacatecas, Michoacán, Sonora y anexas.-III-Que el Presidente “no deje”... Pero no que por ventilar sus conflictos personales desatienda los asuntos que ofreció resolver, y para los que el pueblo lo eligió.jagelias@gmail.com