En una entrevista publicada la semana pasada en la edición latinoamericana de El País, Javier Sicilia (poeta que adquirió notoriedad a raíz de que un hijo suyo fue secuestrado y asesinado por un grupo delincuencial, en marzo de 2011, y de que él mismo, dos meses después, encabezó una marcha, de Cuernavaca a la Ciudad de México, en un movimiento denominado “Por la paz con justicia y dignidad”) recordó una entrevista que tuvo, unos meses antes de las elecciones de 2018, con el hoy Presidente López Obrador. El entonces candidato presidencial de Morena le dijo: “Yo sé cómo afrontar los problemas del país. De las víctimas -de secuestros- e inseguridad, no lo sé; ayúdenme”.López Obrador, según Sicilia, lo invitó a colaborar con su Gobierno, caso de ganar -como sucedería- las elecciones… “No -fue la respuesta-; estoy mejor afuera (…). Es mejor que me tengas como un crítico aliado. Yo no soy el experto, pero traigo a los expertos adecuados para este tipo de cosas”.-II-Bien. El caso es que, a raíz de la masacre de tres mujeres y seis niños de la familia LeBarón, hace dos semanas, que se sumó al “Culiacanazo” de hace un mes, Sicilia decidió convocar a una marcha, para exigir al Presidente López Obrador modificar su estrategia en materia de seguridad, a la vista de su notoria (y ocasionalmente escandalosa) inoperancia. López Obrador, en “la mañanera” de ayer, ya anunció que no recibirá a Sicilia, “por no hacerle el caldo gordo”, y remachó: “¡Qué flojera…!”.-III-Si Sicilia, como declaró a El País, cree conocer a “los expertos adecuados” para manejar los temas en que el entonces candidato López Obrador confesaba su desconocimiento y que al actual Presidente se le han escapado de las manos, ¿no sería lo más sensato recibirlos…? ¿Qué perderían el Presidente y los integrantes de su Gabinete de Seguridad escuchando a quienes eventualmente pudieran aportar algunas ideas que, a diferencia de las empleadas por él y sus colaboradores -y, por supuesto, de sus nefastos antecesores-, pudieran resultar más eficaces...?Suponiendo, en el peor de los casos, que Sicilia y sus “expertos adecuados” resultaran tan torpes e incompetentes como los que ya probaron serlo, ¿no sería lo más saludable exhibirlos, aunque sólo sea para quitárselos de encima, y no dejar vigente la sospecha de que, por necio y soberbio, no se dejó aconsejar por alguien eventualmente más sabio y prudente que él…?