Que Jalisco pasara del naranja al amarillo en el semáforo epidemiológico que determina (más o menos…) el grado de libertad que podemos usufructuar en las actuales circunstancias, tiene que interpretarse como una buena noticia; como un indicio de que el común de la gente ha obrado con sensatez… sin dejar de reconocer que las disposiciones gubernamentales han sido, en lo general, acertadas, y que hasta la meteorología -ingobernable por naturaleza- ha hecho más llevadero este suplicio.-II-Así, aunque la Asociación Nacional de Escuelas Particulares (ANEP) anunció la intención de reabrir planteles y reanudar clases presenciales a partir del próximo lunes 1º. de marzo, la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ) dijo desconocer esa resolución, y que de las 11 asociaciones que agrupan a dos mil 800 colegios en el Estado, ninguna ha manifestado la intención de volver a las aulas en el corto plazo. Adicionalmente, hasta donde se sabe, tanto las autoridades sanitarias como las educativas y las civiles concuerdan en que el regreso a la antigua normalidad deberá hacerse de manera gradual, ordenada y segura, no a la buena de Dios, considerando que, aunque se haya reducido, el riesgo de contagios no ha desaparecido.Más allá de los apremios de la ANEP, son comprensibles las preocupaciones que comparten mentores y padres de familia. La suspensión de clases presenciales ha afectado el aprovechamiento de muchos educandos. A muchos se les dificulta adaptarse a la modalidad virtual impuesta por la fatalidad. Muchos, apremiados por el impacto económico que la suspensión de actividades productivas ha causado a sus familias, corren el riesgo de tener que suspender sus estudios para contribuir a la economía familiar. Muchos más -niños y adolescentes, sobre todo- se han visto afectados sicológicamente por el distanciamiento físico de sus maestros y compañeros: prueba de que, más allá de los conocimientos que se adquieren en las aulas, la interacción continua y sistemática en todas las actividades escolares contribuye de manera decisiva en la formación del carácter y la personalidad de los jóvenes.-III-Restañar los daños que deje la necesidad imperiosa de aplicar modalidades desusadas hasta ahora -aunque, felizmente, posibles gracias a los avances tecnológicos-, lo mismo que reparar los perjuicios económicos que deje la pandemia, es lo que sigue. Ya habrá tiempo para ello… Por lo pronto, se impone entender que hay prioridades, y que la vida y la salud (“bendición del rico y riqueza del pobre”, la llamó Ben Jonson) están por encima de todo.