Se agradece, por la buena intención que implica, pero probablemente sea innecesario el consejo presidencial de no temer (“como Judas temió”, dicen por ahí) a participar activamente en la jornada electoral del próximo 6 de junio…-II-Por lamentables que sean los frecuentes -y, al parecer, sistemáticos- atentados contra candidatos a puestos de elección popular, prácticamente a diez días de las elecciones (los más recientes, el asesinato de la candidata de Movimiento Ciudadano [MC] a la presidencia municipal de Moroleón, Guanajuato, Alma Barragán -con lo que, según las cuentas de Clemente Castañeda, presidente de MC, 88 candidatas y candidatos han sido asesinados en este ciclo-, y el ataque a balazos al candidato de Fuerza por México a la presidencia municipal de Acapulco, José Alberto Alonso), es difícil que el miedo se sume a otros factores -la mediocridad de los aspirantes y lo insustancial de sus propuestas, por ejemplo- para inhibir la participación ciudadana en los comicios.Ni el “plan” anunciado el 12 de marzo por el Presidente de la República para proteger a candidatas y candidatos en campaña funcionó, ni los asesinatos de 88 de ellos, ocurridos en este ciclo, han sido esclarecidos y sancionados.Se entiende el interés de los grupos delincuenciales que se disputan la hegemonía en cada vez más amplias zonas de la geografía nacional, por eliminar, por el más radical y expeditivo de los métodos, a los candidatos reacios a plegarse a ellos y someterse a sus mandatos. Se explica la sospecha y el temor de que solo alcanzarán los cargos públicos en disputa los aspirantes previamente “palomeados” por la delincuencia organizada; es decir, los que eventualmente serán sus aliados; de ninguna manera los que hayan dado indicios de que serían sus enemigos frontales.-III-Sin embargo, parece demasiado remoto un escenario de violencia indiscriminada, orientada a ahuyentar de las urnas a la generalidad de los ciudadanos. Es probable que tanto la vigilancia de las corporaciones policiacas y de la flamante Guardia Nacional como las medidas adicionales que los organismos electorales, los partidos, los observadores y los propios ciudadanos tomen para garantizar -en la medida de lo posible- la tranquilidad de la jornada electoral, permitan que la misma se desarrolle con la deseable normalidad.Así y todo, tanto la polarización de los electores como los episodios de violencia que han acompañado las campañas, sugieren que difícilmente la del próximo 6 de junio será la acostumbrada “fiesta cívica” que de ordinario cacarean, triunfalistas, las autoridades.jagelias@gmail.com