Viernes, 29 de Noviembre 2024

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- “¡No llevas puercos!”

Por: Jaime García Elías

- “¡No llevas puercos!”

- “¡No llevas puercos!”

Hay  una explicación lógica –o una hipótesis, al menos— con respecto a que las estadísticas registren una cantidad relativamente moderada de víctimas mortales del transporte público en la Zona Metropolitana de Guadalajara (desde hace varios años, el promedio, generalmente por atropellamiento, es de una a la semana): que la Virgen de Zapopan, como buena madre, de su propia iniciativa decidió hacer extensiva a esa área su calidad de “patrona jurada de Guadalajara contra catástrofes y calamidades”.

-II-

El sábado fue noticia un choque entre dos camiones urbanos, en un céntrico crucero de la ciudad –frente a la iglesia de San Felipe Neri—, con un total de 37 lesionados como secuela; 26 reportaron lesiones leves (que no ameritan atención médica y normalmente sanan en menos de 15 días), y once debieron ser trasladados a un hospital.

Porque forma parte de su experiencia cotidiana, los habituales usuarios del transporte público están familiarizados con una de las expresiones que más frecuentemente dirigen los pasajeros a los choferes:

–¡Fíjate: no llevas puercos…!

Por más que los dirigentes de las líneas aseveran que aleccionan e incluso realizan campañas permanentes de “concientización” para que los conductores hagan de la cortesía una norma y de las consideraciones a los usuarios un hábito, y para que sus ingresos no dependan de la cantidad de boletos vendidos, en la práctica ocurre, vía de regla, lo contrario: acelerones, frenadas, “volantazos”, maniobras bruscas –con la consiguiente incomodidad y aun el riesgo de que los usuarios sufran lesiones—, permitir que los pasajeros aborden la unidad por la puerta trasera, subir y/o bajar pasaje en segunda fila, alterar la ruta, etc., siguen siendo recursos que indebida pero sistemáticamente emplean los choferes tanto para ajustar sus tiempos de recorrido como para ganar las “batallas por el veinte”.

-III-

La gran mayoría de los funcionarios públicos adscritos, precisamente, al área de Transporte Público de la Secretaría de Movilidad, viven de espaldas a esa realidad. Ocasionalmente abordan una unidad: lo hacen cuando un gobernante “de primer nivel” (el Gobernador o algún presidente municipal) se adorna con el desplante demagógico de transportarse “en camión” de su domicilio a su oficina –acompañado por un séquito de escoltas, cortesanos, reporteros y fotógrafos—, supuestamente para dialogar con los usuarios, tomar nota de sus demandas y dejar constancia de su “preocupación” por las condiciones en que se presta ese servicio público…

Sorprende y maravilla –diría Cervantes— que la cifra de percances y de víctimas de los cafres sea relativamente moderada. Quizá porque, en efecto, por su propia iniciativa, la Virgen de Zapopan decidió hacer, personalmente, por sus hijos, lo que sus hermanos no tienen voluntad –o capacidad— de hacer.

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