Cambian los tiempos, cambian las costumbres. Y muchas veces -aunque sea para establecer la excepción que confirma la regla de que “todo tiempo pasado fue mejor”-, para bien…Todos los cambios generan resistencias. Se explica, por tanto, la oposición denodada de sectores de la sociedad declaradamente conservadores, a iniciativas otrora no sólo inadmisibles sino decididamente impensables, como la del matrimonio entre personas del mismo sexo, por utilizar el ejemplo más nítido. Y, sin embargo, como consta en actas, dicha iniciativa prosperó hasta propiciar los cambios en la ley que ahora permiten lo que hasta hace pocos años se tenía por moralmente inaceptable y hasta repugnante.-II-Como secuela de ese impulso reformista, se anticipa un capítulo que ya está en la agenda del Gobierno que entrará en funciones el próximo primero de diciembre: una iniciativa para consagrar en las leyes el derecho a una muerte digna. Según la actual ministra de la Suprema Corte (y secretaria de Gobernación en la próxima administración), Olga Sánchez Cordero, dicha reforma “pretende garantizar el derecho de los pacientes terminales a mitigar el sufrimiento antes de morir”.Se trataría, inicialmente, de propiciar que todas las personas puedan tomar decisiones acerca del cuidado de su salud, de su cuerpo y de su vida, en función de sus valores, su entorno cultural y sus creencias religiosas, cuando aún están en pleno uso de sus facultades, en anticipación a la posibilidad de que en el futuro estén incapacitadas para hacerlo.En la Ciudad de México se hicieron las correspondientes reformas legales, aplicables desde el próximo 17 de septiembre. En los estados de Coahuila, Aguascalientes, San Luis Potosí, Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, Chihuahua, Nayarit, Guerrero, Estado de México y Colima, esas innovaciones ya tienen plena vigencia. La intención de la ministra Sánchez Cordero es que el Código Penal Federal permita lo que actualmente es delito.-III-Previo a las reformas decididas en la Ciudad de México, una encuesta de la asociación Por el Derecho a Morir con Dignidad (DMD) consignaba que 68.3% de los mexicanos estaba a favor de ellas; 56.4%, a favor de que los enfermos en fase terminal puedan solicitar ayuda médica para morir, y 70%, a favor de que las leyes permitan a los enfermos graves o en fase terminal, decidir cuándo acabar con su vida. El debate no apunta aún hacia medidas extremas como la eutanasia y el suicidio asistido. Esos temas siguen siendo tabú… aunque quizá ya no por mucho tiempo.