Domingo, 19 de Enero 2025

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- “Moronga azul”

Por: Jaime García Elías

- “Moronga azul”

- “Moronga azul”

Es inevitable. Aunque uno, por higiene mental entre otras razones, trate sistemáticamente de voltear hacia otro lado -”de hacer como que La Virgen le habla”, diría el pariente-, hay ruidos que llaman irresistiblemente la atención...

Por ejemplo, en “la mañanera” de ayer, la alusión al “conservadurismo hipócrita”; la referencia, sin dar nombres, a “gentes de bien (que) se llegan a autonombrar 'bien nacidos' y se creen de la moronga azul, pero son groseros y muy clasistas y racistas, discriminatorios”... y, además, “son muchísimos, millones”; la aseveración de que “el que viene de abajo (¿los 'aspiracionistas' de que habló en otra ocasión?...) se vuelve racista, clasista y se siente superior”, y que “son muchísimos, millones”... aunque “afortunadamente también hay millones de mexicanos que quieren la transformación...”, etc.

-II-

Fue, obviamente, un exabrupto; una salida de tono; una serie de expresiones que a muchas personas pueden resultarles ofensivas; una declaración que un gobernante respetuoso de sus gobernados -entre los que perfectamente puede haber opositores, críticos, disidentes y hasta adversarios propiamente dichos: es natural y lícito que los haya- y de sí mismo, de su persona y de su investidura, se cuidaría mucho de emitir en público.

Una declaración en ese tono, por burda, vulgar y polarizante, es impropia de un gobernante... Hágase memoria para puntualizar si aun entre los más verborreicos presidentes mexicanos, de un siglo acá -López Mateos, Echeverría, López Portillo, Salinas, Fox...-, alguno, alguna vez, ¡una siquiera!, hizo una declaración o emitió un pronunciamiento similar. Cuidadoso de las formas, un gobernante que se respete siempre que abre la boca tiene en cuenta que cualquier expresión suya que ofenda, falte al respeto o simplemente moleste a algunos de sus gobernados, irá necesariamente en detrimento de su propia autoridad moral. Debería ser el caso, concretamente, del actual Presidente, pues al asumir su cargo ofreció gobernar “para todos los mexicanos”: los que votaron por él, y los que -muy en su derecho, por lo demás- no lo hicieron.

-III-

Para el ciudadano común tiene plena validez el célebre retruécano de Don Francisco de Quevedo: “¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”.

El gobernante, en cambio, para no dividir a sus gobernados, por más que se escude en el adagio de que su pecho no es bodega, está moralmente obligado a pensar dos veces... antes de darse permiso de abrir la boca.

jagelias@gmail.com
 

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