Habrá caras nuevas en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Las hay ya, de hecho…Algunos lugareños o visitantes habrán reparado en la presencia de uno de los nuevos inquilinos: el más ilustre de todos; el candidato natural, más allá de su calidad de clérigo (fue obispo de la entonces diócesis de Nueva Galicia) y de su condición de extranjero (nació en Cigales, España) a encabezar la lista de los elegidos; la ausencia más notoria desde que se decidió, a mediados del siglo pasado, dedicar una de las plazas que circundan la Catedral -el edificio más emblemático de Guadalajara- a los “hijos esclarecidos” de Jalisco.-II-Se trata, en efecto, de Fray Antonio Alcalde y Barriga. 246 años después de su arribo a Guadalajara, tras ejercer como obispo de Yucatán durante 10 años, se reconoce la huella indeleble que dejó en los 20 años a cargo de la diócesis: la creación del actual Hospital Civil, dedicado “a la humanidad doliente”; la construcción del Santuario de Guadalupe, el Sagrario Metropolitano y el Convento de Capuchinas; la creación de la Real Universidad de Guadalajara, predecesora histórica de la actual; la edificación de “Las Cuadritas”, primer complejo habitacional popular en América, de la que aún queda un mínimo vestigio, actual albergue para familiares de enfermos internados en el Hospital Civil, más las comidas que diariamente se ofrecían a los pobres, o los donativos que hizo en forma anónima, y un largo etcétera que consta en las abundantes monografías existentes y en las muchas por venir. Con cierto retraso, ciertamente, pero se subsana una flagrante omisión. Al elenco de las caras nuevas -en un espacio que pretendidamente recuperará la dignidad perdida en las últimas décadas, merced a la transformación de la Avenida Alcalde en Paseo peatonal- se agregarán en breve la pintora María Izquierdo, el científico Guillermo González Camarena; el abogado, político y periodista Luis Manuel Rojas, y los cantautores Consuelo Velázquez y Pepe Guízar.-III-Además de subrayar que Juan Rulfo sigue siendo otro gran ausente, viene al caso recordar que el arzobispo José Garibi Rivera declinó la invitación del entonces gobernador, Jesús González Gallo, de designar a Alcalde primer inquilino de la Rotonda, aduciendo que “estaría, al tiempo, en malas compañías…”.(Basta echar una ojeada al entorno de la flamante estatua de Fray Antonio, para constatar, a la vista de tres o cuatro vecinos impresentables que se le adelantaron, que, en efecto, monseñor Garibi… fue profeta).