Hay de liderazgos a liderazgos. Los hay envidiables -o dignos de imitación, si se prefiere-, como el que tuvo Guadalajara cuando fue considerada como “la ciudad más vivible (sic) de México”. Y los hay lamentables, como el que se le asigna actualmente… por tener la mayor cantidad de viviendas deshabitadas en el país.-II-Las cifras oficiales obligan a hacer bizcos. En la conferencia “mañanera” presidencial del miércoles, el director del Infonavit, Carlos Martínez Velázquez, informó que en Jalisco hay cinco mil 939 casas desocupadas. El presidente municipal de Tlajomulco, Salvador Zamora, refirió que “hay alrededor de 57 mil viviendas deshabitadas” -¡diez veces más que en todo el Estado, según el dato del Infonavit!- sólo en ese municipio.Aclárese o no el dato, el hecho ostensible, fácilmente comprobable, es que tanto en los suburbios como en el llamado “Centro Histórico” y en los famosos “barrios tradicionales” de Guadalajara, hay infinidad de viviendas no sólo deshabitadas, sino en el abandono más absoluto, y que no pocas veces son nidos de fauna nociva… o guaridas de vagabundos o malvivientes.En el origen del fenómeno está la dispersión ocasionada por el crecimiento demográfico -incontenible y anárquico- de una ciudad cuyos encantos convirtieron a sus habitantes en víctimas involuntarias de sus atractivos. Cuando las dimensiones físicas de la ciudad eran otras, optar por una vivienda “de interés social” ubicada, como solía decirse, “donde da vuelta el aire” o “donde Tarzán perdió el cuchillo”, era hablar de colonias, fraccionamientos o desarrollos a los que podía accederse con relativa facilidad y en poco tiempo: bien comunicados y a distancias razonables. Cuando la mancha urbana se convirtió en el monstruo que es actualmente, las viviendas “accesibles” para la capacidad de pago de los trabajadores, fueron, más que el satisfactor de una de las necesidades básicas de todas las personas (a saber: casa, vestido y sustento), un problema más para ellos.-III-En la aludida conferencia “mañanera”, el Infonavit anunció un programa (“Responsabilidad Compartida”, lo denominaron) que facilitará, en beneficio de casi 200 mil trabajadores en una primera etapa, el pago de la vivienda…Sin embargo, facilitar la liquidación de esos adeudos no resuelve el problema. La mejor vivienda no es sólo la que se puede pagar y sirve para dormir, sino la que dispone de servicios básicos (seguridad, aseo, escuelas, mercados, vialidades, transporte público…) adecuados y eficientes. En una palabra, la que sirve -con todo lo que el verbo implica- para vivir.