El tapadismo es un espectáculo cíclico, consustancial a la política mexicana. Consiste -por si alguien lo ignora- en jugar, en todos los corrillos posibles, con los nombres de los posibles candidatos para las próximas elecciones presidenciales. “El Tapado”, a su vez -para información de los que nacieron ayer- ha sido, tradicionalmente, el sucesor designado personalmente por el Presidente saliente, al margen de formalismos obligatorios aunque ociosos, a partir de la premisa de que nadie en su juicio osaría llevarle la contraria.-II-La declaración del actual Presidente, de que no habría “tapados” para la elección de su sucesor, es una rueda de molino con la que nadie comulga. En todo caso, él mismo difundió, hace meses, una lista de potenciales aspirantes. Todos le son cercanos por formar parte de su gabinete o por pertenecer a su partido: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Esteban Moctezuma y Juan Ramón de la Fuente. Más recientemente -con la pérfida intención de chotear la mercancía, obviamente, puesto que son algunas de sus más socorridas plumitas de vomitar- añadió otros nombres: Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui, Marko Cortés, Alejandro Moreno, Margarita Zavala y Claudio Xavier González.A la lista inicial de “el supremo elector” -como se denominaba a sus predecesores- se sumó, por propia iniciativa, el senador Ricardo Monreal. Más recientemente lo secundaron Antonio Pérez Garibay -más conocido por ser padre del piloto Sergio “Checo” Pérez que por su trayectoria como empresario y político- y la diputada federal y también empresaria Patricia Armendáriz... “más lo que se acumule esta semana”, como diría la publicidad de los Pronósticos Deportivos.-III-El tema, por supuesto, remite a los tiempos de “la dictadura perfecta” -Mario Vargas Llosa dixit- del PRI, cuando se volvió práctica común que muchos ciudadanos (nunca se supo exactamente cuántos) aprovechaban el espacio que las boletas electorales reservan para “candidato independiente” -sin vinculación con ningún partido- para votar por “Cantinflas”. Y también a las prácticas de algunos partidos, de postular a personajes que gozaban de cierta popularidad en ámbitos diferentes a la política -los cómicos Tito Mena o “Lagrimita”, seudoartistas, futbolistas o boxeadores...- a los que obsequiaban una parte de las asignaciones presupuestales para “gastos de campaña”, a cambio de los votos de los necios o los ingenuos, que les permitieran mantener el registro -y seguir pegados a la ubre del Presupuesto-... sin correr riesgos ni contraer las responsabilidades inherentes al ejercicio de gobierno.jagelias@gmail.com
