Se plantea la posibilidad de llevar las divergencias de los gobiernos de varios estados del país -Jalisco entre ellos- con el Gobierno Federal por el tema de la distribución de los recursos económicos, al punto de someter a consulta pública la continuidad de Jalisco en el Pacto Federal, y surge, ipso facto, la inquietud de que aquí pudieran vivirse intentonas separatistas como las consumadas -algunas- o latentes en otras latitudes. Botones de muestra, la desintegración de la Unión Soviética (URSS) en 1991, o de Checoslovaquia en 1993, que modificaron el mapamundi geopolítico vigente hasta hace medio siglo; o la decisión del Parlamento autonómico de Cataluña -ayer se cumplieron tres años-, de independizarse de España; o las inquietudes de la provincia de Quebec de desvincularse políticamente de Canadá; o las de algunas repúblicas para separarse del Reino Unido de Gran Bretaña, acentuado a raíz del brexit decidido en 2016 y oficializado en enero de 2020.-II-¿A ese punto podrían llegar las discrepancias entre los gobernadores -el de Jalisco incluido, subrayémoslo- con el Presidente López Obrador por la eterna manzana de la discordia de los dineros públicos?: ¿a que esos estados rompieran unilateralmente -a iniciativa de sus gobernantes y con la eventual anuencia de sus habitantes- el “Pacto Federal”?; ¿a que dejaran de formar parte de los Estados Unidos Mexicanos?; ¿a que Jalisco y las otras nueve entidades actualmente contrapunteadas con el Gobierno Federal se independizaran, eventualmente integraran otra unión -geográficamente factible, aunque están dispersos en lo que aún hoy es el territorio nacional- y se separaran políticamente de México...?-III-Aunque algunos de los gobernadores aludidos son gallitos de pelea (“mi plumaje es de esos”, podrá decir uno que anda por aquí...) y aunque el Presidente López Obrador -“genio y figura...”- les picó la cresta lastimándolos en su órgano más sensible (el bolsillo), en política siempre hay recursos para conciliar posiciones discrepantes y aun antagónicas, antes de llegar al extremo de aventarse las peinetas. Una de ellas, el cabildeo entre personeros de diferente rango: desde empresarios con derecho de picaporte en las secretarías y aun en la Presidencia, hasta diputados y senadores. Otra, la posibilidad de convertir las inconformidades en controversias constitucionales que pudiera dirimir, en última instancia, la Suprema Corte.De momento, como argumento de política ficción, pasa; como tema de discusión bizantina, ídem. En la práctica -poco habrá de vivir quien no lo vea-, es poco probable que la sangre llegue al río...
