Habrá, por supuesto, interpretaciones triunfalistas: aseveraciones de que el voto mayoritario a favor de que el Presidente López Obrador cumpla íntegro el ejercicio del mandato para el que fue electo en 2018 por 30 millones de mexicanos, es sintomático del aplastante consenso ciudadano con respeto a su personalísimo estilo de gobernar y a los logros que él mismo presume todos los días y ratifica en los informes complementarios al que por mandato de ley debe ofrecer a la ciudadanía, que periódicamente emite y los medios difunden puntualmente.Habrá también, desde luego, interpretaciones malévolas (“Piensa mal y acertarás”, reza el adagio), como las que probablemente atribuirán a negligencias -o, peor aún, a maniobras maliciosas- de consejeros y funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE) el abstencionismo que, como estaba escrito que ocurriera, terminó siendo la nota dominante de la jornada “histórica” de la Revocación de Mandato.-II-Vale subrayar, por cierto, que la emotiva arenga banquetera del promotor y principal protagonista de la jornada de referencia -“El Muchacho de la Película”, pues- en elogio de la democracia y sus bondades, fue ratificada por los hechos...Si en circunstancias normales -las elecciones intermedias, por ejemplo- suele atribuirse a “apatía ciudadana” la escasa concurrencia de votantes a las urnas, hay indicios sobrados -las encuestas, entre otros- de que la mayoría de los potenciales participantes en la polémica consulta dominical ponderaron seriamente y discutieron ampliamente con sus allegados la pertinencia de asistir o no a las urnas. No votar, como obviamente decidió hacer la mayoría de los casi 93 millones de mexicanos inscritos en el padrón, es también una forma de participar en cualquier “ejercicio democrático”..., y el realizado ayer no tiene por qué ser la excepción.-III-Se habló en el curso de la jornada, sí, de “incidentes menores”, debidamente documentados; de “guerra sucia”, supuestamente del INE y los partidos de oposición, con la aviesa y deliberada intención de “sabotear” la consulta. Se habló asimismo, por otra parte, de “abstencionismo activo” de organizaciones ciudadanas, aparentemente apartidistas.No hubo esta vez, en cambio, que se supiera, elementos para proclamar a los cuatro vientos que los mexicanos habían sido actores de una entusiasta y colorida “fiesta cívica”... Aunque, bien visto, lo hubiera sido, porque el desenlace -el quorum insuficiente para que el consenso de la mayoría de los votos resultara vinculante- fue una decisión consciente: fruto maduro -vía de regla- de una seria reflexión ciudadana. Respetable por tanto... moléstele a quien le moleste.