Viernes, 22 de Noviembre 2024

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- Feria de improperios

Por: Jaime García Elías

- Feria de improperios

- Feria de improperios

 Lo que comenzó en la calle –en el Zócalo capitalino, para ser exactos—, continuó en las redes sociales. Allá, porque el contacto físico lo permitió, hubo conatos de violencia; empujones, cuando menos…, sin que –felizmente— la sangre llegara al río. Acá, donde todo se resuelve a punta de verbalizaciones, el intercambio de insultos y chanzas ofensivas estuvo –y casi seguramente continuará a estas alturas de la película— en todo su esplendor.

-II-

Se trata, por supuesto, del tormentoso epílogo que tuvo, ayer, la llamada “Caravana por la Paz, Verdad y Justicia”…

Los valores que inspiraron a sus organizadores para denominarla de esa manera, se quedaron en el terreno de la entelequia químicamente pura. ¿Cuál paz, cuál verdad y cuál justicia si aquello degeneró en confrontación…? Los poco más de mil manifestantes estaban, supuestamente, en la esquina de los técnicos; los simpatizantes –por sus dichos y actitudes— del Presidente López Obrador, en la de los rudos.

Esto último, según se desprende de las notas periodísticas, puesto que quebrantaron las reglas básicas del juego al tratar de impedir que los manifestantes ejercieran “el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con un objeto lícito”, con la intención de “hacer una petición o presentar una protesta (…) a una autoridad”, consagrado expresamente (Art. 9º.) por la Constitución.

Si hasta el arribo de los manifestantes al Zócalo capitalino el debate se centraba en la pertinencia (o impertinencia) de la negativa del Presidente de recibir personalmente a los líderes de la marcha (Javier Sicilia y Julián LeBarón), después del enfrentamiento los argumentos brillaron por su ausencia. Como ya se señaló –y como consta en actas—, todo quedó en una feria de improperios.

-III-

En correspondencia al desaire del Presidente, los manifestantes desairaron al Gabinete de Seguridad que tenía la consigna de recibirlos, escucharlos, ofrecerles sus mejores sonrisas y prometerles lo de siempre: “foros” y “mesas de diálogo” (que, demostrado está, sirven para tres cosas: para nada, para nada… y para nada).

En cuanto a las peticiones, planteadas en la “carta abierta” leída en la tribuna –entre abucheos y ofensas de los reventadores— y que se harían llegar al Presidente, lo de siempre: verdad, investigación, sanción a los responsables, fin de la impunidad, reparación a las víctimas, no repetición de sucesos como los denunciados… Legítimas demandas que presumiblemente quedarán esclarecidas y sancionadas el Día del Juicio… pero ya en la tarde.

(Siempre y cuando no llueva, por supuesto).

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