Más vale que haya quedado claro: la “Fase Cero” de la vuelta a la “nueva normalidad”, es una etapa preliminar al desconfinamiento –que, además, tendrá que ser gradual— obligado por la pandemia del coronavirus. Es una etapa en que se sentarán las bases y se establecerán las reglas, apenas, para ir soltando poco a poco las amarras. (“Golpe a golpe, verso a verso”, diría el poeta).-II-Ni siquiera sería el equivalente al “ensayo general, con todo” del teatro o la ópera, porque en éstos, llegados a ese punto, lo único que falta es el público. Ni sería, tampoco, el equivalente a los números cero de los periódicos en vías de salir a la calle, y a los que sólo falta llegar a las manos de los lectores… Se trata, subrayémoslo, de dar los pasos previos; de fijar las reglas; de puntualizar cómo deberán darse, uno a uno, los pasos hacia una “normalidad” que, sabrá Dios por cuánto tiempo, ni podrá ser ni será, ciertamente, la de antes.Hay, por fortuna, la relativa ventaja de que todo el mundo –literalmente— ha pasado ya por las primeras estaciones de este viacrucis; hay, por tanto, la experiencia de los aciertos que han tenido y los errores en que han incurrido otros países…En México, de conformidad con el programa anticipado la semana pasada por el Gobierno federal, menos de mil municipios –los que en menor medida han resentido el impacto de la pandemia— recibirán la luz verde para reanudar las actividades calificadas como “no esenciales”… (aunque, al final de cuentas, puesto que constituyen el “modus vivendi” de la inmensa mayoría de las personas que viven de su trabajo, todas terminan por ser esenciales); los mil 500 restantes –entre los cuales los de las zonas metropolitanas más pobladas del país, Guadalajara incluida— seguirán en lista de espera (dirían las abuelas) “hasta que San Juan baje el dedo”.-III-Los tecnicismos adoptados en varios países pueden servir de modelo. En Argentina, por ejemplo, pasaron del “aislamiento estricto” al “aislamiento administrado”, a la “segmentación geográfica” y a la “reapertura progresiva”, antes de llegar –a partir del próximo domingo, según las previsiones— a la (nueva, subrayémoslo) “normalidad”.Todo, claro, en el entendido de que estamos por entrar en el largo tramo de una carretera por la que nunca habíamos transitado, que seguramente tendrá muchas curvas, subidas y bajadas… y en la que no hay USB –ni mapa siquiera— que nos auxilie.
