Estaba más cantado que “Las Mañanitas” con Pedro Infante: la respuesta presidencial, ayer, al informe de la Auditoría Superior de la Federación con respecto a las “irregularidades” detectadas en varios rubros de las cuentas públicas del Gobierno federal en el ejercicio correspondiente a 2019 (primer año de la actual administración, que ha hecho de la honestidad en el manejo de los dineros del pueblo y el combate a la corrupción sus banderas) y difundidas el último fin de semana, solo podía ser uno: se trata de falsedades inventadas y propaladas por “los adversarios”, “neoliberales”, “conservadores”, “cómplices o beneficiarios de la mafia en el poder” imperante en el pasado; hay “otros datos” que así lo demuestran…-II-La reacción -absolutamente previsible, reiterémoslo- ocurrió, casualmente, en la misma fecha en que, según las cifras oficiales, en México han ocurrido 180 mil 107 fallecimientos a causa del coronavirus; por cierto, “otros datos” muy diferentes a las estimaciones del Inegi, el Renapo, los registros civiles y los analistas que calculan que la cifra real de decesos -considerando los factores de subregistro admitidos públicamente por el doctor Hugo López-Gatell- debe rondar, conservadoramente, los 350 mil. “Otros datos” que, sin embargo, obligan a recordar que el mismo López-Gatell pronosticó alguna vez que la cifra de fallecimientos llegaría, a lo sumo, a 30 mil, y que sería “catastrófico” si llegaba a 60 mil (la tercera parte de los más de 180 mil hasta ahora reconocidos… y contando): algo que sucedió, oficialmente, el 22 de agosto (hace seis meses), cuando se reportaron 60 mil 254 decesos en el país desde el inicio de la pandemia.-III- Hasta donde se sabe, tanto el Inegi (Instituto Nacional de Geografía y Estadística) como el Renapo (Registro Nacional de Población) y la ASF (Auditoría Superior de la Federación) son organismos oficiales; gubernamentales, pues. Son entidades calificadas para obtener información y autorizadas para hacerlas del dominio público. Hasta donde se sabe, por tanto, no son invenciones de ningún partido de oposición ni de los adversarios reales -caso de haberlos-, ficticios o imaginarios de quienes gobiernan…Lo conducente, por tanto, no es desgarrarse públicamente las vestiduras o cubrirse la cabeza de ceniza, supuestamente porque sus informaciones sean “falsas”, sino probarlo, exhibiendo los “otros datos” que lo demuestren… Y, de paso, promoviendo que se sancione, conforme a la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, a quienes dolosamente hayan participado en la difusión de informaciones falaces. ¿Conformes…?