Decía Jaume Perich, humorista catalán (la cita es de memoria), que “es una pena constatar que todas las cosas suben de precio… excepto nosotros”.Tal fue, como en las manifestaciones anteriores, la tónica de la protesta del sábado frente a Palacio de Gobierno, en el centro de Guadalajara, por el incremento dispuesto por las autoridades a las tarifas del transporte público en la Zona Metropolitana de esta “noble y leal” -según reza en el pedestal de la emblemática “Minerva”- ciudad: primero, que el aumento, que comenzó a aplicarse hace diez días, constituye un golpe bajo al bolsillo de los usuarios, y especialmente a los jefes de familia que devengan salarios exiguos y tienen que pagar varios viajes el día -suyos y de sus hijos, principalmente si son estudiantes- en camión urbano; y segundo, que el incremento en el precio no corresponde a una mejoría sensible -ya no digamos significativa, acorde al discurso oficial- en la calidad del servicio.-II-No se sabe si la medida acordada por “protestantes” y gobernantes tendrá alguna utilidad práctica; en todo caso, los manifestantes encontraron esta vez, como en las manifestaciones similares de los días anteriores por la misma causa, disposición de la “h.” Autoridad para atenderlos y escuchar sus quejas, protestas y planteamientos. De hecho, lejos de suscribirse al cómodo expediente de instalar vallas y/o solicitar la presencia de la “fuerza pública” para dispersar al contingente -de unas 200 personas en este caso concreto-, la susodicha “h.” hizo el ofrecimiento de que una comisión de los inconformes participara, el próximo miércoles, en una “mesa de diálogo” que recogiera tanto los motivos de la Autoridad para disponer el incremento, como las propuestas de los usuarios para encontrar una fórmula que aminore, al menos, el impacto económico de la medida.-III-En lo que ese plazo se cumple y el diálogo se produce, surgió ya una idea: que en las rutas que pertenecen directamente al Gobierno del Estado -Tren Ligero, Trolebús y Macrobús- se otorgue gratuitamente el servicio a las personas mayores de 60 años… aun a sabiendas de que dicha medida pudiera ser motivo para que algunos conductores (la mayoría, al decir de los usuarios) aplicaran medidas discriminatorias, y, como solía suceder cuando pedían la parada estudiantes, “adultos mayores”, discapacitados o personas que ostensiblemente presentarían “transvales” -en perjuicio de la economía de los conductores, que ganan por boleto vendido-, simplemente los dejaban con el brazo extendido, y no los levantaban.