Poco, realmente muy poco habrá de vivir quien no tenga oportunidad de dar fe de los festejos espectaculares (“la suma perfecta entre la tecnología y el arte”, ofrecen –“¡’Ai pinchemente!”, diría Juan José Doñán— los organizadores) con que se conmemorará, a partir de esta noche, con tres funciones diarias durante cuatro días, para que no se vea pobreza, el 476 aniversario de la fundación de Guadalajara.-II-Celebraciones hubo, en años relativamente recientes, en que el festejo no fue mucho más allá de “Las Mañanitas” –“tradicionales”, según eso— en la Plaza de los Fundadores, con las correspondientes, sentidas evocaciones a Doña Beatriz Hernández, Cristóbal de Oñate y Miguel de Ibarra (la fundadora, el gobernador y el primer alcalde de la ciudad), y una “verbena popular” amenizada –para regocijo de los paladares— con picón y chocolate. Otras, como la del 450 aniversario, en 1992, cuando se decidió hacer las cosas a lo grande… pero los ecos de los festejos se interrumpieron abruptamente con el estruendo de la mayor tragedia en la historia reciente de Guadalajara: las explosiones del 22 de abril en el Sector Reforma; a tiro de piedra –literalmente— del sitio en que se había decidido, el 14 de febrero de 1542, el cuarto (y definitivo… si Dios no lo remedia) asiento de la ciudad.-III-En los festejos de este año –dicen los organizadores— habrá “40 atracciones”, en tres tandas, “a lo largo de dos kilómetros, desde el Mercado Corona hasta el (hoy) Instituto Cultural Cabañas”. El respetable y culto público que se sirva asistir, sabrá pasar por alto las molestias que representan los destrozos de que será testigo: se trata de las obras de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano que se realizan frente a la Catedral y en la Plaza de Armas; comprenderán que es parte del precio que hay que pagar, como tantas veces ha sucedido en el pasado, a cambio de los tiempos aún mejores que –promesa de sus gobernantes— vienen ya a la vuelta de la esquina para la mayor dicha de los privilegiados moradores de esta “Tierra de Dios y de María Santísima” (o “sucursal del Paraíso”, como se prefiera).Mientras eso sucede, uno se pregunta qué queda del “Genio y Figuras de Guadalajara” (“la maternal conseja de las campanas, el tiple de la lengua, el sabor del pan, los chales de las mujeres, la verdura y frescura de los patios…”), bosquejado entre 1928 y 1930 por Agustín Yáñez…