Si es cierto, como decía Arturo “Cuyo” Hernández -celebérrimo manager de boxeadores que lo fue de Rodolfo “Chango” Casanova, “Kid Azteca”, “Toluco” López, Rubén Olivares y un largo etcétera-, que “la experiencia no es lo que a uno le pasa sino lo que uno hace con lo que le pasa”, habrá que aplaudir y acatar la decisión anunciada por el Presidente López Obrador en “la mañanera” de ayer: dejar en manos de “los técnicos, médicos y científicos” el manejo de la crisis del coronavirus... Más claramente -en sus propias palabras-: “Aquí nada de política”. -II- Dése por buena, a beneficio de inventario, la aseveración presidencial de que “la política es un oficio noble”. Ya habrá ocasión -como la guadaña de la parca que llega del brazo del famoso coronavirus no lo impida- de discutir el tema con más amplitud… Tampoco es el caso de aprovechar la coyuntura para entrar en el sinuoso -y estéril, sobre todo- terreno de las recriminaciones, trayendo a colación episodios como la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, la construcción del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, la implementación de los nuevos programas asistenciales, el cierre de las estancias infantiles, la sustitución del Seguro Popular por el Instituto de la Salud para el Bienestar -con todo y el pleonasmo que su nombre encierra-, la estrafalaria rifa del avión presidencial (sin avión) y demás ocurrencias que en nombre de la “Cuarta Transformación” se han implementado, ya sea mediante consultas patito al pueblo “bueno y sabio”, o a la soberana Ley de sus Pistolas.-III-Las previsiones relacionadas con la pandemia -por definición, “enfermedad epidémica que se extiende por muchos países”- han sido anticipadas, sin alarmismos, por las autoridades sanitarias internacionales (Organización Mundial de la Salud) y nacionales (Secretaría de Salud)… La propagación de la bacteria, en el mediano plazo, llegará a ser incontenible. Millones de mexicanos serán infectados, pero “la mayoría ni siquiera se percatará de ello debido a la insignificancia de sus síntomas”; un 15% tendrá las molestias típicas del resfriado común: dolor de cabeza y articulaciones, estornudos y fiebre, y no requerirá hospitalización; un 5% estará en situación más delicada…, y entre ellos habrá que contar muertes. Lo bueno es que si, en efecto, se atienden las recomendaciones de “los técnicos, médicos y científicos”, no habrá tantas muertes como quizá las habría si este chayote caliente se dejara en manos -por “nobles” que sean- de los políticos.
