A ver: si el antecedente de las marchas del martes pasado en varias ciudades del país, “a favor del aborto” o “contra la penalización” del mismo, hubiera sido una resolución judicial o legislativa adversa a sus demandas, tampoco se justificaría, pero ciertamente se explicaría el tono airado que caracterizó sus manifestaciones, y en particular la de la Ciudad de México. Pero si el antecedente fue la resolución -unánime, además- de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “a favor del derecho a la interrupción del embarazo” y “contra la criminalización de las mujeres que deciden abortar”, ¿qué sentido tenía realizar destrozos en propiedades particulares, vandalizar o hacer pintas en el mobiliario urbano y agredir a mujeres policías y aun a simples transeúntes usando lanzallamas, tubos, martillos, palos, piedras y otros objetos contundentes?-II-Tanto las escenas que los informativos de televisión y las redes sociales difundieron profusamente, como las crónicas de todos los medios, fueron testimonios fehacientes de que las alrededor de mil 800 personas (según estimaciones de las autoridades) -mujeres en su gran mayoría- con la cara cubierta que rompieron vidrieras, aporrearon semáforos, destruyeron paradores del transporte público, vandalizaron monumentos, pintarrajearon edificios y banquetas y dirigieron sus lanzallamas o aerosoles a los escudos o a los rostros de las mujeres policías comisonadas para “guardar el orden” o de los reporteros que cubrían la información y aun de los funcionarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos atentos a las eventuales violaciones de dichos derechos por parte de las autoridades, estaban incurriendo, ostensiblemente, en conductas delictivas: daños en propiedad privada o pública, lesiones (en grado de tentativa al menos) y muy probablemente asociación delictuosa (definida en el Código Penal Federal como la reunión “de tres o más personas con propósito de delinquir”, y a las que supuestamente debería sancionarse con prisión de cinco a diez años y de cien a 300 días de multa).-III-La consigna gubernamental sigue vigente: mejor pecar por omisión en el uso legítimo y razonable de la fuerza, que ser tildada de represora. Así, 27 de las mujeres policías participantes en un “operativo” pasivo, contemplativo y tolerante, además de nueve civiles (cuatro mujeres y cinco hombres) y una servidora pública, sufrieron lesiones; casi todas, felizmente, leves. No realizaron, según el reporte de sus superiores, ninguna detención, aunque sí tomaron nota de varios incidentes y levantaron las correspondientes “carpetas de investigación”.¿Saben cuándo habrá resultados...? El Día del Juicio, pero ya en la tarde... (Si no llueve, por supuesto).jagelias@gmail.com
