Viernes, 22 de Noviembre 2024

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- 22 de abril

Por: Jaime García Elías

- 22 de abril

- 22 de abril

En el entendido -enseñanzas de la historia...- de que la verdad oficial es una y la verdad a secas puede ser otra muy diferente, las explosiones del 22 de abril de 1992 en las calles del Sector Reforma de Guadalajara, según la verdad oficial, “tuvieron su origen en el derrame de gasolina del poliducto Salamanca-Guadalajara en la Colonia Álamo Industrial”.

Se infiere que dicho derrame fue accidental; desprovisto de malicia, pues. Si no se descarta abiertamente, sí se soslaya que, más que un simple derrame, pudo haberse tratado -como sugirieron entonces varios analistas... y una porción significativa de la “vox populi” a partir de la premisa de “piensa mal y acertarás”- de una maniobra orientada a ocultar las pruebas de un delito: el robo de gasolina en grandes cantidades.

-II-

El informe oficial añade que “el flujo de gasolina llegó al colector de aguas residuales, en el que se acumularon vapores inflamables pero no pudieron dispersarse debido a las obras de construcción de un sifón por debajo de la Calzada Independencia. Esto provocó un sello hidráulico, y posteriormente la gasolina encontró un punto de ignición, iniciando la serie de explosiones”.

El sumario añade que “el lamentable saldo de las explosiones fue un total de 212 muertos, 69 desaparecidos, un mil 800 lesionados, la destrucción de ocho kilómetros de calles, afectación de un mil 142 viviendas, 450 comercios, cien centros escolares y 600 vehículos”, y evalúa los daños económicos en diez millones de dólares.

El entonces alcalde de Guadalajara, Enrique Dau (qepd) y una decena de técnicos de Pemex y el SIAPA estuvieron encarcelados hasta diciembre de ese año. Del suceso, empero, no se derivó (oficialmente al menos) ninguna pesquisa orientada a descubrir un posible delito, ni se procesó a nadie por homicidio imprudencial, lesiones y daño en las cosas.

Pemex -algunos de cuyos empleados pudieron haber sido autores del robo de los miles de litros de gasolina vertidos a los colectores-, como por arte de magia, cambió el rol de posible villano por el de “El Muchacho de la Película” al auspiciar económicamente el “Patronato” orientado a reconstruir la zona dañada y atender a las víctimas.

-III-

¿Qué sucedió hace 30 años en Guadalajara?: que explotaron los colectores... ¿Qué consecuencias tuvieron aquellas explosiones?: más de 200 muertos, cerca de dos mil lesionados y cuantiosos daños materiales... ¿Quién fue el responsable?: “nadie sabe, nadie supo”.

Colofón: una historia más de impunidad en este bendito país. (La enésima, para ser exactos...).

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