Tener en cuenta elementos informativos sobre la obra de arte que contemplamos facilitar su lectura y tu experiencia. Es decir, poseer información sobre el autor, su título, dimensiones de la obra (tamaño), época (contexto histórico), dónde se ubica, la técnica empleada y el género al que pertenece la obra. Así podremos apreciar las técnicas y materiales de su factura (cómo y con qué se hizo), los códigos a los que pertenece (sistema de signos empleados), así como sus géneros. Además de permitirnos apreciar una lectura descriptiva del tema: la forma en que el autor ha dispuesto colores, letras, pasos o música; así como la interpretación de símbolos usados o de las propiedades que estructuran la obra como su volumen o textura. Antes de entrar a cualquier museo, galería, teatro, etc. es preciso desterrar de nuestra mente cualquier tipo de prejuicios o costumbres sobre nuestra idea de lo que es arte o cómo debería ser el arte. "Recordemos que una de las misiones de los artistas es ayudarnos a contemplar nuevos horizontes en la naturaleza, la existencia de los cuales nunca nos pudimos imaginar", aconseja el propio autor del reconocido libro Historia del Arte, E. H. Gombrich. El gusto estético es algo que se educa, se configura a través de la experiencia estética reiterada, lo cual te permitirá una formación previa de la que podrías valerte para enriquecer y disfrutar cada experiencia artística nueva. En su libro El Juego del Arte, Hugo Hiriart afirma que "así adquirimos destreza apreciativa, olfato, malicia para captar las intenciones artísticas y atesorar la información que nos permite situar los trabajos, compararlos unos con otros; en una palabra, disfrutarlos". Sin embargo, si consideras que antes de entrar a esa exposición o concierto que tanto esperabas te has armado de los conocimientos precisos, no olvides alternar entre el pensamiento y tu libertad de imaginar y descubrir lo nuevo. Hay una trampa para quienes han adquirido conocimiento sobre historia del arte: "Cuando ven una obra de arte no se detienen a contemplarla, sino que buscan en su memoria el rótulo correspondiente (...) mirar un cuadro con los ojos limpios y aventurarse en un viaje de descubrimiento es una tarea mucho más difícil, aunque también mucho mejor recompensada", otra vez Gombrich. Ya sea una exposición pictórica, película, concierto u obra de teatro, recuerda que conocer estos elementos son para enriquecer (y no condicionar) tu disfrute y experiencia que, después de todo, son la razón más válida que poseemos para contemplar arte. CP