Los cigarrillos electrónicos se han popularizado recientemente como una alternativa al cigarro de tabaco convencional, los cuales además de -supuestamente- aminorar el impacto en la salud del fumador, pretendían generar menos desechos y por lo tanto causar un menor impacto en el medio ambiente. Al optar por un cigarrillo electrónico en lugar de uno convencional, el usuario estaría ahorrando un promedio de 40 colillas. Sin embargo, con el surgimiento de los dispositivos de vapeo desechables y mientras más se conoce sobre esta relativamente nueva práctica, se han descubierto los impactos negativos que éstos tienen en la salud del consumidor y en el medio ambiente. En 2021 se volvieron populares los dispositivos de vapeo desechables, los cuales se pueden conseguir en máquinas expendedoras y su precio oscila entre los $200 y los $450 pesos mexicanos dependiendo de su duración. Estos dispositivos funcionan por medio de una pila recargable que calienta una resistencia que permite que el líquido -un aceite del sabor seleccionado y que contiene un porcentaje de nicotina- se convierta en vapor. En promedio, se calcula que cada una de estas pilas puede contaminar hasta 600 mil litros de agua con químicos como mercurio y litio.Además, al estar compuestos en su mayoría de plástico difícil de reciclar, se le considera "plástico de un solo uso", el cual también tiene un impacto negativo en el medio ambiente. En promedio, un fumador habitual consume un cigarrillo electrónico al día. Por otra parte, un fumador social consumiría dos cigarrillos electrónicos a la semana. Ésto quiere decir, considerando los 600 mil litros que contamina cada una de estas pilas, que un fumador social estaría contaminando 4'800,000 litros de agua al mes. MR