La primera comida del día tiene la importancia de recargar al organismo después de un periodo de descanso y de prepararnos para una jornada de actividad. En ese sentido, un mal desayuno puede redundar en cansancio, mal humor y, a la larga problemas crónicos de nutrición.Los conocedores insisten en los beneficios de ingerir cada día un desayuno balanceado, esto es, una comida que contenga macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales) en las proporciones adecuadas para cubrir nuestras necesidades energéticas y nutricionales, pero aún se puede optimizar y elegir los mejores compuestos según la hora del día.En el caso del desayuno, son mejores los alimentos ricos en vitaminas del grupo B y antioxidantes como las vitaminas A, C y E.Las vitaminas del grupo B impactan positivamente en el metabolismo energético, el sistema nervioso y la salud mental. Se encuentran en productos cárnicos, huevos y lácteos, así como en cerales integrales y gfrutos secos.La vitamina A ayuda a una mejor apariencia de la piel, el cabello y las uñas. Forma parte de los productos de origen animal, como la carne, el huevoy la leche, así como en frutas y verduras de color naranja y amarillo.La vitamina C nos ayuda a proteger las celulas de la oxidación y fortalece el sistema inmunológico. Es bien sabido que los cítricos la contienen en grandes cantidades, pero también los pimientos y el brócoli.La vitamina E también ayuda contra la oxidación, así como el sistema cardiovascular y a prevenir enfermedades neurodegenerativas. Los frutos secos son una buena fuente de estos nutrientes y van bien con el desayuno.Preparar alimentos con estos ingredientes abonarán a no padecer durante el día de somnolencia o dificultad de concentración.Por último, hay otra serie de alimentos que es mejor evitar para evitar lo contrario, como los muy condimentados y los altos en azúcar.