Sea por elección o por imposición de las circunstancias, el baño en horas nocturnas es casi tan popular como el baño matutino. Sus defensores afirman que ayuda a relajarse antes de dormir y dermatólogos han dicho que resulta más saludable porque elimina la suciedad —virus y bacterias incluidas— que se adhieren a nuestro cuerpo durante el día, pero también existen quienes argumentan riesgos como la sensación de energía que impide conciliar el sueño y el hecho de que de noche también se suda, por lo que al día siguiente no se estaría del todo limpio.¿Qué podría pasar, para bien y para mal, si se tiene la costumbre de bañarse de noche?Las ventajas del baño nocturno como precursor de un sueño reparador no son un mito, pero en ello también influye la temperatura del agua. Según recoge El País en un artículo sobre el tema, bañarse con agua caliente estimula la termorregulación del cuerpo y facilita la fase de nuestro reloj circadiano, es decir, el proceso natural mediante el que reaccionamos a la luz como indicador de actividad, y a la oscuridad como señal de reposo, pues estimula la producción de melatonina, hormona clave en este mecanismo.Pero cuidado, que el agua demasiado caliente puede ser perjudicial especialmente de noche y durante la temporada de clima frío, pues pasar de un espacio a otro con temperatura contraria produce un choque térmico, cuyos síntomas pueden ir de escalofríos a mareos, calambres, hiperventilación e incluso desmayos.Durante la temporada cálida el riesgo existiría en pasar de estar bajo el sol a meterse en la regadera con agua fría, pero en el caso de bañarse de noche sólo se tendría el beneficio de despejarse del calor, el sudor y obtener más confort para acostarse a dormir.También es cierto que bañarse de noche resulta más higiénico. Durante el día recogemos suciedad y microorganismos potencialmente dañinos que se adhieren a nuestra ropa y nuestra piel, el baño de noche los elimina de nuestro cuerpo e impide que se alojen en las sábanas.Por otra lado, el baño diario, especialmente con agua muy caliente, puede tener efectos contraproducentes como resequedad en la piel y el cabello, pero esto se debe más a la frecuencia que a la hora en que se toma el baño. Para evitarlos se recomienda no lavar el cabello todos los días o usar jabones suaves y cremas rehidratantes que después de la ducha regeneren la protección de la piel.