Las frutas pueden ser deliciosas y nutritivas, pero también ácidas, difíciles de digerir y con potencial de causar insomnio.Aunque su consumo está más regularizado por las mañanas o por las tardes, las frutas también suelen ser parte de la cena o incluso conformarla completamente, pero hay que tener cuidado con algunas de ellas, pues sus características pueden no ir bien con nuestras costumbres nocturnas, es decir, el sueño y el descanso.Limones, mandarinas, naranjas, toronjas y similares tienen la virtud de refrescar, pero la desventaja de propiciar acidez estomacal. Su consumo excesivo es factor de riesgo para desarrollar reflujo ácido, úlceras estomacales o gastritis, y un precursor de las molestias para quienes ya tienen estos padecimientos; y principalmente de noche, pues la posición horizontal al dormir facilita la subida de ácidos por el esófago.Sobre el jitomate existe un debate sobre si es fruta o verdura, pues aunque nace de una semilla y por lo tanto es un fruto, su uso en comidas saladas lo hace un ingrediente de cocina más parecido a una verdura; más allá de esas imprecisiones, no está demás recordar que también es alto en acidez y, como extra, contiene tiramina, un estimulante cerebral que puede dificultar conciliar el sueño.Las manzanas, peras y duraznos son ricas en fibra y contienen sorbitol, un tipo de azúcar que contiene menos calorías e impacta en menos medida los niveles de glucosa en la sangre, ventajas que, sin embargo, se relativizan de noche.La fibra pone a trabajar a nuestro sistema digestivo y el sorbitol resulta más difícil de digerir, por lo que su consumo por la noche puede dificultar dormir o disminuir la calidad del sueño, pues nuestro organismo no está relajado, sino a toda máquina.Las ciruelas y las pasas tienen el mismo efecto.Sandías y melones son 90 % agua, y altos en azúcares. Esto puede ocasionar interrupciones del sueño por la necesidad de visitar el baño, y dan una dosis de energía que a la hora de dormir sale sobrando.Frutos rojos como cerezas, moras y frambuesas evitan los problemas que antes se mencionaron, son bajas en calorías a pesar de su dulzura, por lo que no motivan a seguir despierto, y producen la sensación de saciedad, lo que puede evitar despertar por hambre.