En el periodo Neolítico, los seres humanos comenzaron a sembrar sus propios cultivos de frutos y vegetales, así como domesticar animales para la producción de alimentos. De esta manera, pudieron establecerse en poblaciones, lo que les permitió desarrollar civilizaciones y reinventar su proceso de supervivencia. Debido a la importancia de esta actividad económica, el 9 de septiembre de 1945 se fundó la Organización Mundial de la Agricultura y Alimentación (FAO). Es así que, en conmemoración de la creación del organismo, cada 9 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Agricultura. En nuestro caso, la agricultura mexicana nace de una mezcla entre las prácticas prehispánicas junto con la tradición española. Del mismo modo, la ubicación geográfica y tipo de suelo de México, lo vuelve un lugar excelente para la producción y el cultivo de gran variedad de alimentos. En este sentido, algunos de los sembradíos que forman parte de la cocina regional mexicana son los cultivos de frijol, calabaza, maíz, tomate, chile, nopales y agave, entre otros. Uno de los objetivos principales de la conmemoración del Día Mundial de la Agricultura, es la concientización sobre los efectos negativos de la actividad agrícola en el planeta. Según información obtenida en la página de Greenpeace, los pastizales que se usan en la ganadería y la agricultura ocupan entre el 80 y 90 por ciento de la superficie habitable de la Tierra. De esta manera, la expansión de territorios agrícolas es la principal causa de deforestación tropical a nivel mundial. De acuerdo con esta misma organización, el sector agrícola produce un 24 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, un impacto considerable para el fenómeno del calentamiento global. Aunado a esto, la industria agrícola necesita cantidades muy grandes de agua, por lo que si no se gestiona de manera adecuada, puede llevar a una crisis hídrica en las zonas aledañas a los cultivos. El Día Mundial de la Agricultura sirve como un recordatorio para impulsar las prácticas agrícolas de una manera más sustentable. Por ejemplo, tomando en cuenta la manera en que los pueblos indígenas gestionan sus recursos, cultivando solo vegetales de temporada y con especies nativas que no perjudican los suelos. También, en México, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) fomenta prácticas agrícolas sostenibles, pues sus acciones regulan la posible contaminación del aire y del suelo provocada por diversos agroquímicos que perjudican tanto al medio ambiente como a la salud humana.En este 9 de septiembre, consideremos las complicaciones que una actividad industrializada como la agricultura puede ocasionar al medio ambiente. No debemos olvidar que no siempre es una mala práctica, por el contrario, es fundamental implementar medidas para lograr un cultivo sostenible que esté más conectado con nuestras raíces.CM
