A simple vista, en México es fácil detectar una gran cantidad de personas con obesidad; de hecho, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del total de los adultos de 20 años y más, el 39.1 por ciento tiene sobrepeso y el 36.1 por ciento, obesidad; mientras que del total de los niños de entre 5 y 11 años, el 35.6 por ciento tenía sobrepeso.Pero la cosa no termina ahí, resulta que también los más pequeños de 0 a 4 años: ¡El 22.2 por ciento tiene riesgo de sobrepeso!El problema es grave, para dimensionarlo viajemos un poco atrás en el tiempo, al año aciago de la pandemia por Covid-19: las principales causas de defunción en nuestro país estuvieron estrechamente relacionadas con padecimientos asociados con sobrepeso y obesidad.¿Por qué? hay más de una enfermedad de alto riesgo asociadas con la obesidad y el sobrepeso: la diabetes, por ejemplo, un descontrol en los niveles de glucosa en la sangre, capaz de desencadenar una serie de padecimientos en detrimento de nuestra calidad de vida, encabeza las probables enfermedades que esperan al cruzar el umbral del sobrepeso y la obesidad, aunado al hecho de que puede desarrollarse desde la infancia.En este sentido, las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y los niveles elevados de colesterol o grasa en la sangre son otras enfermedades que además de afectar la vida misma día con día, se ha establecido que pueden ocasionar muerte prematura, ya que las principales causas de defunción en nuestro país se asocian al sobrepeso y obesidad, como las enfermedades del corazón, diabetes y tumores malignos.Ocuparte en vez de preocuparte¿qué es lo que conviene hacer? La mejor alternativa es acudir con los expertos, después de todo estamos hablando de una situación médica. Un licenciado en nutrición está facultado para determinar la condición de su paciente, así como las modificaciones que tendrá que establecer para su dieta y actividad física.Los exámenes y pruebas que generalmente aplican y consideran los expertos son primero un vistazo a tus antecedentes médicos como los hábitos de actividad física y ejercicio, patrones de alimentación y control del apetito; así como otras afectaciones posibles, medicamentos recetados, niveles de estrés e historial familiar que también son determinantes en estas condiciones.Posteriormente se realizan exámenes físicos que incluyen la medición de estatura, frecuencia cardíaca, presión arterial y temperatura. Para ello se escuchan los ritmos del corazón, pulmones y se examina el abdomen.HábitosEl ejercicio de al menos 30 minutos diarios es una buena forma de empezar nuestros replanteamientos de hábitos; la alimentación variada que incluya en cada comida al menos un alimento de los grupos de verduras y frutas, cereales y leguminosas, y alimentos de origen animal.El descarte de dietas milagrosas y extremas que puedan llevarnos a problemas de desnutrición y a la postre de la salud misma es otro aspecto que nos debe escapar.En este sentido, ser consciente mientras se come es indispensable: cuando estés comiendo procura que sea tu única actividad, pues si haces algo más, podrías alterar tu percepción de hambre y saciedad. Para esto, otro punto importante para atender es respetar los horarios de comida en tiempos fijos que incluyan las tres comidas del día y un par de colaciones.Con información de Gobierno de México