A diario, miles de millones de personas alrededor del mundo utilizan diversos utensilios para preparar sus alimentos. No obstante, este acto cotidiano podría tener un lado menos saludable de lo que se pensaba. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una alerta sobre la presencia de sustancias químicas potencialmente cancerígenas en estos objetos de uso común.La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer ha identificado que el sulfonato de perfluorooctano (PFOS) y el ácido perfluorooctanoico (PFOA) son compuestos sintéticos con posibles efectos nocivos para la salud. Estos compuestos pueden encontrarse en utensilios de cocina antiadherentes, como sartenes y ollas de teflón, así como en otros productos como envases de alimentos, alfombras, materiales de construcción, cosméticos, ropa impermeable y espumas contra incendios. La organización señala que estos compuestos tienen numerosas aplicaciones industriales y que, aunque generalmente están presentes en niveles bajos en la sangre humana, un aumento en su concentración podría dañar las células sanas y contribuir al desarrollo de cáncer.De acuerdo con la OMS, el PFOS y el PFOA pertenecen al grupo de sustancias conocidas como perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS). Estas sustancias se encuentran en una variedad de productos debido a su estabilidad y propiedades tensioactivas. “A pesar de que la estabilidad del PFOS y el PFOA, junto con sus características tensioactivas, los hacen valiosos en aplicaciones industriales y de consumo, existen inquietudes sobre su persistencia y los efectos en el medio ambiente y la salud humana debido a su uso generalizado”, afirmaron desde la OMS.El PFOS y el PFOA, siendo dos de los compuestos más investigados dentro de este grupo, son apreciados por su resistencia a aceites, grasas, calor, agua y manchas. En el caso del teflón, el PFOA se utiliza como adhesivo para fijar el recubrimiento antiadherente, y puede liberarse cuando este recubrimiento se deteriora.Los PFAS no se descomponen fácilmente, lo que contribuye a su persistencia en el medio ambiente y en los organismos vivos. Estudios han demostrado que estos compuestos están presentes, aunque en niveles bajos, en la sangre de la mayoría de las personas. La exposición se incrementa para quienes viven cerca de fábricas o trabajan en instalaciones que utilizan estos compuestos. La principal forma de exposición es a través de la ingesta de agua potable o alimentos contaminados, aunque también puede ocurrir por inhalación.La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha indicado que los estudios en animales sugieren que tanto el PFOA como el PFOS pueden tener efectos negativos en los sistemas reproductivo e inmunitario, además de afectar el desarrollo y órganos como el hígado y los riñones. Estos químicos han sido asociados con la formación de tumores en animales de laboratorio. Los estudios más comunes muestran niveles elevados de colesterol en personas expuestas, con evidencias limitadas sobre bajo peso al nacer, efectos en el sistema inmunológico, cáncer (en el caso del PFOA), y alteraciones en la hormona tiroides (en el caso del PFOS).Aunque evitar completamente el contacto con PFAS puede ser complicado, hay estrategias para minimizar la exposición. Se recomienda reemplazar los utensilios con recubrimientos de teflón por opciones de hierro fundido, acero inoxidable o cerámica. Además, los utensilios antiadherentes que no contienen PFOA suelen estar etiquetados para informar a los consumidores.Para quienes viven cerca de industrias que usan estos compuestos, es aconsejable optar por agua embotellada en lugar de agua corriente, o instalar filtros con carbón activado, según sugiere la Sociedad Estadounidense del Cáncer. También es prudente tener cuidado con ciertos alimentos enlatados, como almejas y otros mariscos, que pueden tener mayores concentraciones de PFAS.BB
